Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

Comprar el libro Editorial Ledoria, aquí

Comprar el libro en El Corte Inglés, aquí

Puntos de venta en librerías, aquí

El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
Comprar libro en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro en El Corte Inglés, aquí.


lunes, 21 de febrero de 2011

Presentación de "El círculo alquímico" en Toledo

Hoy no voy a hacer la crónica de la presentación de mi novela en Toledo. La razón es que tuve la agradable sorpresa de conocer a S.Cid en persona, una amiga hasta ahora virtual y que dirige el blog Finis Terrae. Y ella ha tenido la amable gentileza de hacer la crónica en su blog. Como yo no la haría mejor, os la transcribo aquí con el permiso de ella.

Yo solo tengo que decir que lo pasé estupendamente y que siento sensaciones muy especiales cuando los lectores van a verme y a que les firme un ejemplar, es indescriptible.

Os contaré la anécdota de que perdí el tren para Toledo confiado en que salía a las cuatro cuando en realidad salía a las tres y media. Mi prologuista, mi queridísima amiga Virtudes Reza, llegó a las dos de Algeciras e incluso estuvimos haciendo tiempo después de comer para coger el tren. Al final, el taxista que nos cogió, en principio para ir hasta mi barrio a por el coche, nos llevó a Toledo en el taxi a precio cerrado y, además, nos contó su vida. De novela, os lo aseguro.

La cena en Toledo fue bonita ya que, además de Virtudes, estuvieron conmigo mi hermano y mi cuñada y Paloma, una lectora de Murcia simpatiquísima que vino a la presentación. Solo por estas cosas, escribir merece la pena, os lo aseguro. Por cierto, es la primera vez que pido la carta de vinos y la camarera me trae tres botellas y me dice: “Esto es lo que hay”.

Bueno, ya me callo y os dejo con la estupenda crónica de S.Cid. Y os pongo unas fotos cedidas por Paloma.

CRÓNICA DE S.CID:

El pasado diciembre, Paco Gómez Escribano nos contó en su blog que iban a publicar una novela suya. Durante las semanas siguientes, nos fue informando de cómo avanzaba el proceso hasta que, por fin, la novela estuvo en la calle. Hubo una primera presentación (el pasado 15 de enero), en la librería Estudio en Escarlata, a la que quise asistir aunque, por razones que no viene ahora al caso, me fue imposible hacerlo. Afortunadamente, había una segunda oportunidad: la que tuvo lugar el viernes pasado, 18 de febrero, en la librería Taiga de Toledo. En esta ocasión, nada se interpuso en mi camino y pude asistir al evento literario.

Como soy de natural tímido, compliqué a una amiga en la aventura y allí que nos plantamos las dos, una hora y pico antes de que comenzara el asunto. Tuvimos oportunidad, por ello, de ver cómo se preparan los entresijos de una presentación literaria y hacerle algunas fotos al asunto. Por fin, a la hora fijada, aparecieron, además del público, Paco y las dos personas que le iban a acompañar aquella tarde: Virtudes Reza, poeta algecireña que le ha escrito el prólogo, y su editor, Jesús Muñoz.

Comenzó hablando Virtudes, quien señaló que la novela debía ser abordada desde dos puntos de vista: la forma en que está escrita, pues se apoya sobre una gran cantidad de diálogo que la hace muy dinámica; y desde un punto de vista esotérico, pues cada personaje va buscando y, finalmente, encuentra un porqué a su existencia, hasta el punto de que alguno de ellos la ve modificada. Añadió, además, que no es posible encasillar la novela en un solo estilo. Está construida a partir de una consecución de tramas, muy bien tratadas, una de las cuales, que en principio parece secundaria, acaba por convertirse en la principal, de manera que nada es lo que parece.

Jesús Muñoz, el editor, nos contó que este año, precisamente, se cumple el decimoquinto aniversario de la editorial, cuya línea a seguir, desde un principio, se apoyó en dos pilares: uno, la supervivencia, claro; el otro, Toledo. Con la Editorial Ledoria querían, dijo, difundir el nombre de Toledo, lo cual han conseguido. Pero añadió que, además, se ha producido el efecto contrario, pues de un tiempo a esta parte, muchas personas procedentes de fuera de Toledo, como Paco, se han interesado por la Ciudad Imperial.

Llegó después el turno a Paco, quien comenzó diciendo que la escritura es un proceso largo y a veces difícil.Nos contó que él no es profesor de literatura, sino de electricidad, lo cual puede ser chocante vista su faceta de escritor, pero que desde siempre ha sido un lector compulsivo de novelas y que ello le llevó a escribir. Comenzó haciéndolo no para publicar, sino para los conocidos. Sin embargo, con el paso del tiempo, sintió muchas ganas de publicar una novela.

En cuanto a El círculo alquímico, dijo que había escrito la novela que le apetecía leer: en principio una novela de intriga que luego mezcló con la alquimia. Y, señaló que, precisamente desde el momento en que decidió que la alquimia fuera el trasfondo de la historia, Toledo se convirtió en el lugar elegido para su desarrollo, pues le ofrecía todo lo que necesitaba. Así pues, no escogió Toledo por casualidad: la alquimia está inmersa en todas las culturas del planeta y Toledo (junto con Jerusalén y El Cairo, ciudades donde también transcurre la historia) son lugares que albergan las tres culturas. La novela, pues, es un viaje geográfico (visita, como ya se ha indicado, no sólo Toledo, sino también Jerusalén y El Cairo), pero también es un viaje iniciático y espiritual.

Paco nos contó que ha querido escribir una novela dinámica y entretenida, donde sucedan cosas, alejándose del tipo de novela sesuda donde, en realidad, no pasa nada. Hay escritores, dijo, que escriben muy bien, pero que no saben contar una historia, que es justo lo que él pretendía lograr. Se trata, pues, de una novela donde hay buenos y malos, con mucho diálogo, de manera que los personajes no sean planos (herramienta, la del diálogo, que utiliza, junto con la de la voz del narrador, para caracterizarlos).

Señaló que no tiene claro en qué género podría englobarse la novela. En la librería Estudio en Escarlata, dijeron de El círculo alquímico que era un thriller esotérico. Según Paco, es una novela que tiene tintes negros, hay muertos, pero no es propiamente una novela negra pues también es una novela de amor. En cualquier caso, consiguió lo que perseguía porque, como lector, le apetecía leer una novela donde existiera una fusión de géneros.

Como información adicional, nos contó que ha tardado un año en escribir El círculo alquímico debido al gran trabajo de documentación que debió realizar. Hubo de investigar sobre manierismo, el Greco, la restauración de frescos e, incluso, sobre jerarquía eclesiástica. Fue, pues, el trabajo de investigación el que requirió mayores esfuerzos pero, señaló, cuando rebasó las 200 páginas supo que la iba a terminar.

Después de su exposición, comenzó el turno de preguntas. La primera de ellas interrogó sobre, precisamente, este último punto: dado el hecho de que haya tardado un año en escribirla, incluyendo en ello todo el tiempo que le requirió documentarse, se le preguntó cuántas horas escribía al día. Paco contestó que unos días escribía más y otros menos, pues iba simultaneando ambas tareas: investigación y escritura, pero que, por lo general, no suele escribir más de tres horas al día, porque, si excede esa cantidad, deja de rendir.

Partiendo de un comentario que el mismo Paco había referido sobre el hecho de que, en su primera novela, descubrió que, cuando había alcanzado la página 100, no recordaba lo que había escrito en la primera, una segunda pregunta le interrogó acerca del método que utilizaba para evitar estos olvidos. Paco contestó que en aquella primera novela lo que hizo fue volver atrás y realizar un pequeño resumen de cada capítulo. Luego, con las sucesivas novelas, fue adquiriendo eso que se llama oficio y ahora no tiene problemas. Además, nos contó que él piensa muy bien las tramas y cuando se pone a escribir lo tiene todo muy claro.

Hubo otras preguntas y algún comentario más de Virtudes Reza, y luego hubo un vinito con su aperitivo, al que Paco se sumó después de haber firmado los ejemplares de aquellos que estábamos allí, como el mío:

Dedicatoria a S.Cid

Me gustó mucho la experiencia (era la primera vez que acudía a la presentación de un libro). Me lo pasé muy bien, aprendí, conocí a Paco (con quien me hubiera gustado hablar más, pero él tenía que atender a mucha gente y, además, recuérdese mi carácter retraído), me llevé mi ejemplar firmado y, como premio final, me regalaron una preciosa lámina con el mapa de Toledo que ilustra la portada del libro (cuya reseña, por cierto, aparecerá por estas páginas de Finis Terrae en cuanto lea la novela).

Fue una tarde perfecta. ¿Qué más se podría pedir?

Bueno..., puestos a pedir..., se podría pedir que el libro de Paco empiece a correr por ahí, pero, realidad, eso ya ha empezado a hacerlo.

martes, 15 de febrero de 2011

“La detective miope”, de Rosa Ribas, por Paco Gómez

Con muy poco margen de tiempo, la escritora Rosa Ribas ha publicado dos novelas, buena noticia tanto para ella como para sus lectores, entre los que me cuento. Me refiero a “La detective miope” y a “En caída libre”, que tuve el placer de presentar no hace muchos días en Madrid, ambas editadas por la editorial Viceversa. La primera se publica en 2010 y la segunda, tercera de la saga Weber-Tejedor, todavía está fresquísima en los anaqueles de las librerías, ya que ha visto la luz el 28 de enero del año en curso.

Aprovechando la presentación de “En caída libre” en Estudio en Escarlata, aproveché para hacerme con un ejemplar de “La detective miope”. Qué mejor ocasión, aprovechando que tenía a mi lado a la autora que me hizo una dedicatoria entrañable.

En la portada predomina el azul celeste en degradación con los típicos círculos concéntricos de las lentes para la miopía y una montura de gafas negra. En el centro, un padre con una niña a hombros que me temo son el marido y la hija de la figura en la sombra que aparece al fondo y que representa, quiero entender, a Irene Ricart, la protagonista de la novela. La portada tiene su punto.

Lo primero que me llamó la atención al empezar la novela es que Rosa narra en primera persona por boca de la protagonista. No es que la obra novelística de la escritora sea muy vasta, que lo será, pero hasta ahora las novelas de la saga Weber-Tejedor estaban narradas con la técnica del narrador omnisciente. No obstante, y a pesar de la técnica empleada, parecen novelas narradas en primera persona, pues en cada capítulo se nos muestra la perspectiva de la comisaria hispano-alemana, lo que da a entender que Rosa no es nueva en narrar desde la perspectiva del protagonista. La narración en primera persona añade en la voz de la detective Irene Ricart un punto más intimista que nos conecta directamente con sus sentimientos.

En la portada aparece el siguiente subtítulo: “¿Sabes que entre tú y cualquier persona en el mundo hay como mucho seis grados de separación?”. Mi devoción por Rosa, este subtítulo y que, en una carta de ella a los lectores que anda por la web de Viceversa, Rosa dice que es la novela con la que mejor se lo ha pasado al escribirla, fueron demasiados detonantes para espolear mi curiosidad, que he de decir, se ha satisfecho con creces.

El caso es que el libro empieza con Irene internada en un Psiquiátrico por causa de un hecho traumático: alguien disparó contra su marido, policía de profesión, y contra su hija pequeña, dejando a la detective sola en la vida. Una tarde, sentada en un banco que inicia un círculo en la trama, lee el contenido del subtítulo mencionado anteriormente y decide curarse, o mejor dicho, decide fingir que se cura y los médicos tragan. Necesita salir del hospital para atrapar al asesino. Lo extravagante es que Irene empieza a trabajar en la Agencia de detectives Maríncon la idea de los seis grados de separación, mentalizada de que la resolución de seis casos le llevará hasta el homicida de su familia.

Alguien dirá que es un argumento traído por los pelos, pero hay que tener en cuenta que la detective protagonista acaba de salir del Psiquiátrico.

Nos encontramos por tanto ante una novela detectivesca que cabalga de caso en caso por un plano totalmente surrealista, en el transcurso del cual, van brotando personajes secundarios y subtramas casi hilarantes: una actriz de porno alopécica, un director de banco con una extraña enfermedad que le deforma el rostro mientras él cree que su padre fue negro, una granja de arañas, un ojo de cristal que busca su dueño, la princesa Lil’Uokalani de Hawai..., etc. Casos que describen situaciones tragicómicas pero que se van entrelazando en la mente de Irene hasta llegar a su objetivo, con un desenlace totalmente redondo y magistral por parte de la autora.

La novela no sobrepasa las 180 páginas y, entre esto y que se lee del tirón, a uno se le queda la sensación de haber leído una perla literaria demasiado efímera, pero de haber disfrutado de un rosario de situaciones soberbiamente enfocadas hacia el cierre de un círculo.

Enhorabuena, escritora.

sábado, 12 de febrero de 2011

Presentación de “En caída libre”, de Rosa Ribas, por Paco Gómez

El pasado 4 de febrero era el día elegido para presentar “En caída libre”, tercera y de momento última novela de Rosa Ribas dedicada a la serie Cornelia Weber-Tejedor. El lugar: Estudio en escarlata, la emblemática librería dedicada a la Novela Negra y a la Intriga, templo de lo negro enclavado en la madrileña calle de Guzmán el Bueno.

Cuando llegué a la librería me encontré en la puerta con Rosa, con Alicia Platas, encargada de diseccionar la personalidad de la comisaria Weber-Tejedor en la presentación, y con el librero, Juan Escarlata. Los tres departían animadamente sobre temas literarios. Me uní a la fiesta durante unos momentos. Después, me fui con las chicas a una cafetería para preparar un poco la presentación. El tiempo acompañaba, ya que pudimos sentarnos en una terraza y tomar unos cafés tranquilamente mientras charlábamos, no solo de lo que íbamos a hacer en el acto, sino de escritores y de libros.

A las seis y media nos fuimos para la librería, ya que a Rosa la esperaba José María Sánchez Pardo para hacerle una entrevista para la Gansterera.

Durante la hora que restaba para la presentación, estuve mirando las estanterías recorriendo títulos de novedades y viendo ofertas y otros libros ya más antiguos. A la vez, reflexionaba sobre lo que iba a decir, ya que yo era poseedor del honor de presentar la nueva novela de Rosa. Y aunque yo no soy de pensar mucho las cosas, la ocasión lo merecía.

La librería fue poblándose de seguidores de la saga de Rosa poco a poco. José María terminó la entrevista y cada uno fuimos ocupando nuestros sitios. Abrió el acto Alicia Platas, responsable del blog Mis detectives favoritos, y encargada de hacer un recorrido por la biografía del personaje principal de las novelas de la saga, Cornelia Weber-Tejedor. Nos abrumó con datos y curiosidades propios de su erudición en el tema de la novela de detectives. Yo, por mi parte, hablé de la novela, que la llevaba leída y bien leída, faltaría más, destacando los aspectos que me parecieron importantes. Más allá de la trama principal, que en este caso trata del tráfico de drogas en el aeropuerto de Frankfurt, hablé de la forma de escribir de Rosa y de que en sus novelas de la comisaria hispano-alemana siempre nos obsequia con un par de casos más aparte del que compone la trama principal. Como pasa en este tipo de sagas, uno de los aspectos más interesantes es ver la evolución de los personajes e ir conociendo algo más de sus vidas privadas.

Después le tocó el turno a la protagonista, esa escritora cada vez más admirada y más reconocida por su trabajo llamada Rosa Ribas. Nos habló del trabajo que le supone organizar las tramas de la saga, a pesar de que sabe lo que quiere plasmar desde el principio y de que intenta que el lector sepa al mismo tiempo lo que va averiguando la comisaria. Y nos adelantó que ya sabe de qué tratará la cuarta entrega y que incidirá en cómo Cornelia, una estudiante de sobresaliente, quiso ser policía. En principio los títulos de la saga van a ser cinco, aunque esto no lo tiene totalmente claro y quizá la serie se alargue, lo que provocó el regocijo de los asistentes que, por momentos, se tornó en angustia, dado que Rosa nos confesó que su marido la anima a que mate al personaje, igual que hizo Conan Doyle con Sherlock.

Rosa está desde siempre comprometida con el oficio de docente. Nos comentó que acaba de terminar una novela titulada "Las tres muertes del duque de la Ribera"cuyo objetivo es el aprendizaje del español.

Una de las disertaciones más largas vino cuando alguien del público preguntó a Rosa que por qué Cornelia rechaza su identidad española. Ella contestó que durante muchos años ha impartido clases de español y que los hijos de españoles se apuntaban a español como segundo idioma creyendo que aquello iba a ser un paseo militar. Y que, sin embargo, al final tenían menos nivel en lenguaje escrito que los propios alemanes, lo que suponía para ellos un mazazo identitario. Algunos reaccionaban proclamándose ciudadanos del mundo, otros decían que eran alemanes. Este tipo de experiencias le sirvió para crear a Cornelia con todas sus contradicciones, alemana pero asaltada constantemente en las novelas por sus innegables vínculos con España por la vía materna.

Rosa se declaró “escritora de brújula” al ser preguntada por la organización de su trabajo. Dispone de una pizarra en la que apunta cosas y organiza los capítulos. No obstante, nos comentó que siempre le surgen cosas sobre la marcha y que también rechaza elementos que previamente había planificado. Ella no funciona siendo escritora totalmente intuitiva, debe organizarse. Como curiosidad nos explicó que escribe a mano y a lápiz.

José María Sánchez Pardo preguntó por la personalidad que había impreso a Lorenz Raschke, el jefe del tinglado de las drogas en el aeropuerto. Rosa contestó que hay un libro titulado "¿Por qué los camellos viven con sus madres?", que explica perfectamente la personalidad de estos pequeños traficantes. Nos dijo también que quería mostrar a un grupo de tráfico de drogas aplicando la mentalidad de una PYME.

La charla dio para mucho más y puso de manifiesto, una vez más, que el público que acude a Estudio en escarlata es entendido. Creo que Rosa se sorprendió gratamente ante unos lectores que le preguntaban sobre aspectos muy secundarios de las novelas y que sin embargo se sabían al dedillo. De forma adicional, la escritora nos dijo que estaba trabajando en un proyecto novelístico a cuatro manos con una colega alemana. Cada una escribe en su idioma materno y la otra lo traduce, en una experiencia muy interesante.

Al término de la charla, Rosa empezó a firmar libros, y Alicia, sus amigos y yo, ayudamos a los libreros a poner en marcha la merienda. Rosa había llevado un vino blanco alemán que estaba buenísimo. Yo aporté el Marqués de Cáceres y Alicia trajo diversos quesos que hicieron la charla posterior más amena y agradable.

Rosa, aparte de firmar, no paró de departir con sus seguidores que querían saber más sobre su obra y sobre sus proyectos futuros. Pudimos disfrutar de la escritora que había llegado ese mismo día de Barcelona Negra para volver a la Ciudad Condal a la mañana siguiente temprano.

Cuando terminó de atender, me senté con ella y me firmó mi ejemplar de “En caída libre”, pero también otro de “La detective miope” y “El pintor de Flandes”, con el que me hice en la propia librería con descuento.

Todo un placer el haber apadrinado la última novela de la saga Weber-Tejedor en compañía de estas dos mujeres que atesoran tanto talento. Nos despedimos con prisas, pero con la promesa de que Rosa vuelve en junio a Madrid. Quizá en esa fecha podamos saludarnos más despacio. Aunque en este caso las prisas son buena señal ya que son debidas a una sobrecarga de su trabajo como novelista, que es a lo que cualquier escritor aspira.

viernes, 11 de febrero de 2011

“A veces, cuando llueve, nos llega el olor de la sal”, de Raquel Zarazaga por Virtudes Reza



Ha llegado a mí “A veces, cuando llueve, nos llega el olor de la sal”, de CVA. Me ha llegado hasta aquí, el sur más al sur, la Bahía de Algeciras, cerca de la Bahía de Cádiz, donde su autora Raquel Zarazaga percibe aromas cercanos al punto cardinal de la madurez. En este poemario con aromas a salitre nos da pistas de cómo sanar el alma y cómo sanar el cuerpo y de cómo cabalgar por los picos más altos de la vida sin hacer planes y sobre todo sin caer estrepitosamente.
La sal escuece pero también es un bálsamo y para Raquel esta ambivalencia le confiere la versatilidad necesaria para investigar al ser humano desde su propia experiencia.
«Hay quien dice que la vida/”es una tarde con olor a sal”». Versos que denotan que la vida está llena de heridas y cicatrices. La vida es un tránsito como la brisa cerca de la costa, llena de tiempo y de puntos de inflexión: «Solo quiero existir/ y ayer ni eso».
«¿Qué queda de quien llevaba mi nombre?»
da muestra de la evolución y de la tentación de todo ser humano de volver la vista atrás. A veces es doloroso mirar la vida que tuvimos en el ayer, a veces la visión nos redime si la evolución es positiva, de ahí que el olor a mar, el olor a salitre vivido, nos marca con surcos en la piel y en el corazón.
Unos versos sublimes: «Leo en las nubes/la canción de las lágrimas». Una mujer indefensa ante el dolor, intentando remontar el vuelo ante la impotencia. Solo queda llorar hasta vaciar el mar de infortunio interior, esperar que la tempestad amaine, que el sol salga y seque las velas mojadas. Alas rotas para volar, alas rotas para continuar con el presente, alas rotas en el recuerdo que es traído por el viento una y otra vez.
«Es entonces cuando las alas/las que te izan y sustentan/aparecen rotas, yacentes» Raquel se sumerge a lo largo de su poética para intentar descubrir la condición humana a través de los puntos de fuga donde el ser humano deja escrito sus bondades y sus miserias. «Somos tal como somos./Mitad magia, mitad desorden» A veces vivir es sobrevivir. A veces vivir es contemplar las manecillas del reloj y navegar por los segundos de sus horas, un viaje iniciático hacia la nada como futuro. Un viaje basado en la inercia de la existencia como rutina. «La vida como inercia»
Superar los acontecimientos o que estos te superen. La vida como un tránsito tortuoso en el aprender a ser libre. La vida como camino de crecimiento, como puerta que cierra esa habitación oscura para pasar a esa estancia sonde el sol abraza con sus rayos. «Parece ser que algunos nacen/con la noche puesta» del poema Suspiro y «El aire que te toca sabe/el nombre de tu sed» en Umbral, dan buena cuenta de ello.
El olvido definitivo o temporal es la señal del proceso de cicatrización. Aprender a olvidar es el proceso que todos necesitamos para poder seguir viviendo. El olvido forma parte de la vida y forma parte de la muerte. Es un factor determinante en el proceso de transición hacía la búsqueda de la libertad, llamada por algunos felicidad, y de la búsqueda de la luz. Olvidar definitivamente o al menos temporalmente es el pilar del perdón. Olvidar es perdonar y perdonarse uno mismo. «La vista absuelve/ a quien te mira en el espejo». No es fácil ese tránsito y en ese viaje aparentemente de ida a veces hay vestigios de viajes de vuelta. El retorno siempre acecha como una rapaz hambrienta. «En el basural de la angustia/te vuelves espectro de ti.»
Raquel cierra este recorrido hacia la sanación con un mensaje de esperanza. En extrañas ínsulas, perfila esos islotes donde aferrarse. Esos suspiros que casi sin buscar aparecen como brisa que calma. «Si el viento sopla y nace la brisa, si se cuela bajo la puerta o arrasa en los tornados, hay que agarrarse al aire y sentir la certeza de su tacto y dejarlo ulular».
Raquel desnuda su alma más íntima y nos desvela en este poemario el sentimiento de una mujer herida, sensible, buscadora de la libertad, una mujer transparente que a pesar de las cicatrices, lucha por seguir adelante entre las mareas siempre acechantes.
“A veces, cuando llueve, nos llega el olor de la sal”, de Raquel Zarazaga, es la promesa de esperanza, es ese aroma que nos recuerda que vivir no es fácil, pero sobrevivir es una deuda que nos debemos a nosotros mismos.









miércoles, 2 de febrero de 2011

En caída libre, de Rosa Ribas

Lo he dicho en numerosas ocasiones: uno llega hasta un libro o hasta un escritor por los caminos más insospechados. Desde que tengo uso de razón, no salgo de casa sin una novela bajo el brazo. Leo de todo. Me gustan las aventuras y la intriga, sobre todo, pero no suelo desdeñar ningún género. Por eso, cuando el año pasado descubrí a Rosa Ribas, no solo gocé con la lectura de una de sus novelas, sino que me dio mucha alegría descubrir a otra autora española particularmente activa y prolífica.

Yo ya conocía a Rosa de visitar su blog en Internet, pero no había tenido el gusto de saludarla. Esto ocurrió en una conferencia de la pasada edición de Getafe Negro. Me gustaron las cosas que dijo y disfruté de sus opiniones. Al término de la charla compré “Con anuncio” y me acerqué para que me la dedicara. Al decirle mi nombre me reconoció, lo que para mí fue todo un honor, y estuvimos charlando un rato.

Me leí “Con anuncio”, segunda novela de la saga de la comisaria Weber-Tejedor, y quedé gratamente sorprendido.

Cuando lees a un autor que te gusta, tiendes a buscar más títulos suyos. Así fue cómo llegué a “Entre dos aguas”, primera novela de la serie y escaparate que dio a conocer al público a la comisaria de Homicidios Cornelia Weber-Tejedor. Lo habitual es leer en primer lugar la primera entrega, pero en mi caso ocurrió así, leí primero la segunda y después viajé hasta los inicios. Aunque, según la propia autora, Cornelia no nace en esta primera novela, sino en una anterior que no llegó a publicar. Quizá por eso, en “Entre dos aguas” el personaje aparece ya muy bien definido y con mucha fuerza.

Rosa Ribas comienza el difícil camino de las Letras publicando diversos ensayos y relatos cortos, campo en el que obtuvo diversos premios. Su primera novela, sin embargo, no es una novela negra. Se titula “El pintor de Flandes” y es una obra de intriga ambientada en el siglo XVII publicada por Rocaeditorial.

Con “Entre dos aguas”, cambia de registro. Se la publica Umbriel y gana el Premio Brigada 21 a la mejor primera novela negra publicada en 2007. Se pasa a la Novela Negra perpetrando una de las mejores novelas policíacas del año como atestigua el premio. Desde mi punto de vista, la Novela Negra es el género que mejor plasma la realidad social de una sociedad. En “Entre dos aguas” hay una historia, unos paisajes y unos personajes, pero hay un trasfondo, como en toda novela policíaca que se precie. Ese trasfondo es la vida de los emigrantes españoles que durante el franquismo tuvieron que marcharse de España para encontrar un trabajo digno y que quedan atrapados entre su identidad española y la realidad alemana. La propia comisaria Weber-Tejedor es una buena muestra de esta realidad, ya que es hija de madre española y padre alemán.

En “Con anuncio”, Rosa Ribas se adentra en el mundo de la publicidad. Cornelia investiga unos anónimos amenazantes que recibe una empresa publicitaria que desembocan en un delito mayor: el asesinato.

“En caída libre”, tercera de la serie, nos muestra el trasfondo de las drogas, ya que Cornelia se infiltra en una banda que, bajo la tapadera de una empresa de limpieza, introduce cocaína en Alemania a través del aeropuerto de Frankfurt. Como en las del resto de la serie, siempre hay un caso central que protagoniza la trama principal. Pero Rosa suele obsequiarnos con otro par, por lo menos, de casos secundarios. En esta novela esos casos son el de una chica que aparece muerta en el río y el de un cirujano que muere aparentemente de forma natural, pero que en realidad, ha sido asesinado en venganza por un hecho del pasado. Rosa vuelve a publicar con editorial Viceversa, que ya le publicara también “Con anuncio”, en un alarde de visión editorial.

“En caída libre” es interesante por varios motivos:

a) Ya lo he dicho, pero insisto, por el trasfondo social de las drogas.

b) Porque Cornelia rompe definitivamente con su marido Jan, algo que se veía venir a lo largo de las dos anteriores novelas por las extravagancias de él, la más sonada, irse a recorrer Australia en moto para “encontrarse a sí mismo”.

c) Por la relación sentimental de Cornelia con su compañero Leopold Müller, una relación que ella no acaba de ver pero a la que no se puede resistir. De hecho, ella acepta infiltrarse en la banda para apartarse momentáneamente de él.

d) Porque es la primera vez que Cornelia no trabaja directamente con sus habituales compañeros, Fischer y Müller, sino con el comisario Wolgang Rossman y el subcomisario Heiko Sulima, ambos del departamento de Estupefacientes.

e) Porque la novela penetra más en la personalidad de Cornelia. El caso le supone una presión como nunca había tenido que soportar al tener que adquirir una nueva personalidad y vivir en un nuevo piso de un nuevo barrio. El personaje evoluciona y vemos su fortaleza, pero también sus debilidades. Cornelia tiene que luchar contra una especie de síndrome de Estocolmo ya que, verdaderamente, llega a empatizar con sus nuevas compañeras de trabajo. Además, para soportar la presión y la soledad, la comisaria se mete en una vorágine de alcohol, único compañero en sus noches de insomnio.

Por lo demás, “En caída libre”, sigue el tono narrativo que Rosa ha impreso a sus dos novelas anteriores de la serie. Nos presenta a los personajes habituales evolucionados y a otros nuevos muy interesantes. Cornelia sigue preocupada por su familia, sobre todo por su padre, que empieza a mostrar despistes y olvidos preocupantes. Además nos muestra abiertamente la homosexualidad de su hermano Manuel y nos descubre a su novio, al que nos presenta como un árabe que regenta una peluquería. Además, presiona a Manuel para que se pase a ver a sus padres semanalmente mientras dure la misión.

La novela me ha encantado y ya me considero lector abonado a lo que publique Rosa. Escribe de una forma sencilla, entendible para todo el mundo. Sus novelas están armadas con una trama principal y varias secundarias, tienen personajes bien definidos y nos muestra lugares y paisajes concretos, sobre todo urbanos. Y hay un claro planteamiento, un nudo con varios giros no predecibles y un desenlace que no defrauda.

Y para terminar, diré que me ha caído el honor e indescriptible placer de presentar “En caída libre” el viernes 4 de febrero en Madrid, en la librería Estudio en escarlata. Acompañaré a Rosa junto a Alicia Platas, responsable del blog “Mis detectives favoritos”, y experta en Novela Negra. Espero no hacer mucho el ridículo entre estas dos mujeres estupendas.

Enlaces:

http://www.rosa-ribas.com

http://detectivesdelibro.blogspot.com/

http://blogdelordbyron.blogspot.com/