Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
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jueves, 27 de enero de 2011

¿Se puede pedir más?, por Paco Gómez

Publicar una novela es lo mejor que le puede pasar a un escritor. Las sensaciones al escribirla son inclasificables, difíciles de definir. El acto de crear es un poco como jugar a ser Dios, ya que eres tú quien decide quiénes son tus personajes, qué avatares les van a asaltar y por dónde van a transcurrir sus peripecias en forma de trama. Bien es cierto que luego viene lo de intentar publicar, labor casi imposible en los tiempos que corren. Pero si lo logras, tener el libro entre tus manos y presentar la novela en sociedad, vuelve a ser una sensación inigualable. Sé que ahora mismo, alguien está leyendo “El círculo alquímico”, y eso es un acto muy íntimo entre el lector y yo, aunque no lo conozca.

Me dije a mí mismo que me conformaba con tener el libro en mis manos y que lo que viniera detrás, si es que venía algo, lo consideraría como un regalo. Algo que me ha llenado de satisfacción es ver mi novela en el escaparate de la librería Estudio en escarlata junto a otros libros de escritores a los que admiro. Lo de la presentación fue un cúmulo de emociones indescriptible. Dormí como un lirón la noche previa. Sin embargo, no dormí bien la misma noche en que presenté la novela. Estaba aparentemente tranquilo, pero, insisto, con tanta acumulación de sensaciones, no pude pegar ojo.

Otra cosa que me ha pasado es que me hayan incluido en el I Encuentro Anika entre libros, que se celebra este fin de semana: sábado 29 y domingo 30 de enero en la librería Fuentetaja de Madrid. Presento “El círculo alquímico” el domingo a las 16.30 horas. Para mí es un honor que alguien del prestigio de Anika me haya hecho un hueco, ya que el tiempo es limitado. Y se lo debo a Elena Martínez Blanco, que es quien se está encargando de preparar y organizar todo y a la que tuve el gusto de conocer en la presentación de mi libro en Estudio en escarlata.

Un día de la semana pasada, al entrar en Facebook, vi que tenía un mensaje privado de Rosa Ribas. Me decía que le haría mucha ilusión que le presentara su novela en Madrid. ¡Nada más y nada menos! Por supuesto, acepté. Y a los dos días, tenía en mi casa un ejemplar de “En caída libre”, que publica la editorial Viceversa, último caso de la comisaria Weber-Tejedor. Así que, el viernes día 4 de febrero, vuelvo a Estudio en escarlata, esta vez de padrino de una de las escritoras que más admiro. ¿Se puede pedir más?

martes, 25 de enero de 2011

Cristina Fallarás y David G. Panadero en los Sábados Negros, de Paco Gómez

Al salir del Metro de Latina, no llegué a caminar ni 100 metros cuando ya tenía la punta de la nariz helada. Me quité un guante para encender un cigarro y me volví a enfundar la mano como si me fuera la vida en ello. Nada más andar un trecho de la calle Embajadores me metí en un bar y me pedí un café con leche caliente y me calenté las manos con el vaso.

Volví a encaminar mis pasos hacia la librería Traficantes de sueños y nada más llegar fui consciente del frío que iba a pasar durante dos horas y media, ya que la librería adolece de calefacción. ¡Cuántas gripes se habrán incubado en ese templo de lo negro! Yo mismo cogí una el año pasado. Pero aun así, a los que nos gusta esto, damos por buena cualquier contingencia con tal de nutrirnos de los actos programados por Manolo Rodríguez, culpable de que estemos enganchados a estos eventos. Al llegar nos saludamos y estuvimos hablando un rato junto a otra contertulia habitual. Manolo estuvo muy atento al preguntarme por mi novela y por el resultado de mi presentación. Se quedó bastante sorprendido cuando le regalé un ejemplar.

También pude saludar a Enrique Bienzobas y a David G. Panadero, ambos hombres de sombrero en lo alto. Y todavía me dio tiempo a fumarme medio cigarro fuera antes de acomodarme comprobando que la temperatura iba bajando.

La velada comenzó con los toque de jazz de Bennie Moten que nos amenizaron la espera. Después, Manolo nos presentó a David G. Panadero, habitual de los saraos literarios de Traficantes, que en esta ocasión venía a hablarnos sobre las novelas populares de kiosco que durante las décadas de los sesenta y setenta, sobre todo, hicieron las delicias de un público que, a falta de televisión y, en muchos casos, incluso de radio, se entregaba a la lectura. Eran las novelas rosas de Corín Tellado, las del Oeste de Silver Kane o Estefanía, las de Terror de Peter Kapra, las de marcianos de George H. White... , e incluso las de espías. La erudición de David dejó paso a la presentación de su novela “Los viejos papeles”. Una novela que ya ha sido presentada en Estudio en escarlata y en la Casa del libro de Madrid. Nos contó que ha querido hacer un homenaje a la novela popular de las mencionadas décadas y doy fe de que lo ha conseguido. El libro tiene 170 páginas y el formato de aquellas novelitas de kiosko. Los personajes son un joven periodista y un viejo escritor que escribió cientos de novelas en el pasado, de esas que la gente compraba, cambiaba o, sencillamente, las dejaba abandonadas en un retrete o en un banco público. Según nos comentó y, por lo que se pudo leer entre líneas, tanto los personajes como sus vivencias tienen mucho de autobiográfico y de paralelismos con ciertos amigos del autor. La novela empieza justamente con el encuentro entre esos dos personajes tan aparentemente distintos entre sí pero con más cosas en común de lo que se pueda pensar al principio. Y el ritmo narrativo, la caracterización de personajes y la construcción de las tramas son excelentes para un novelista novel como David.

A continuación, Blas, el librero de Traficantes, nos habló de la vida de Edward Bunker, un hombre que empezó a entrar y salir de los reformatorios siendo un crío para pasar a ser un habitual “inquilino” de las cárceles estadounidenses. Rebelde hasta más no poder, este hombre siempre se interesó en participar de las revistas que se hacían en los penales en los que cumplió condena. Le gustaba leer y, como le sobraba tiempo, se convirtió en lector compulsivo y más tarde en novelista. Alabado por escritores de la talla de James Ellroy, publicó varias novelas hasta su muerte en 2005. Atrapado en una vorágine de condenas, huidas y libertades condicionales, acabó reformándose y llegó a participar como actor y guionista en más de una veintena de películas. Quizá la más recordada es la aparición de Bunker en“Reservoir dogs”, de Quintin Tarantino, como el señor azul. Publicó siete novelas que incomprensiblemente estaban sin traducir en España hasta que la editorial Sajalín puso remedio a este fallo publicando en 2009 “No hay bestia tan feroz”, aunque bien es cierto que la editorial Argos Vergara la había publicado en 1978 con el título de “Libertad condicional”, coincidiendo con el estreno de la película protagonizada por Dustin Hoffman. Sajalín, una editorial pequeña, ante el éxito de la novela traducida, ha publicado en 2010 “Stark” y “Perro come perro”, novela en la que Blas se centró para concluir su disertación, ya que ha sido la última publicada. Una historia de ex presidiarios, como todas las de Bunker. En este caso con Troy como principal protagonista, un hombre inteligente procedente de una familia bien, pero dedicado toda su vida al crimen; y acompañado por Mad Dog, un psicópata que pierde el control cuando menos se espera, y Diesel, un gigantón cuya principal habilidad es trabajar de matón.

Después de la presentación de Blas, tomo asiento junto a Manolo la recientemente galardonada con el Premio LH confidencial, Cristina Fallarás, por su novela “Mis niñas muertas”, un libro que verá la luz próximamente. En este caso venía a hablarnos de su novela “Así murió el poeta Guadalupe”. Aunque por la intervención de una chica del público que hizo la observación de que muchos periodistas se estaban metiendo a novelistas y que preguntó que si en los periódicos se hacía Literatura, Cristina empezó hablando de los medios de comunicación. Y lo hizo de forma tajante con un categórico “no” a lo literario de los periódicos. Es más, renegó de las actuales normas que rigen las redacciones de los diarios, que si antaño dedicaban fondos para pagar una investigación periodística, durase lo que durara, hoy en día quieren columnistas que hablen cada día de un tema, lo que ha hecho disminuir la calidad en la información. También nos habló de Wilileaks y de cómo los periódicos han obviado sistemáticamente las informaciones vertidas por este canal. Asimismo vaticinó la desaparición de los periódicos tal y cómo los conocemos dando dos razones: 1) que los jóvenes de hoy en día no leen periódicos; y 2) que la información que suministran los diarios por la mañana, al quedar prisionera de forma impresa, ya está muerta a la hora de consumirla.

También nos habló de lo deleznable de las torturas, especificando que no se refería a un mamporro ocasional propinado por un policía a un delincuente, sino a la tortura sistematizada en determinados regímenes de todo el globo y a los torturadores formados meticulosamente en esta “disciplina” según diversos manuales. La tortura, un tema recurrente en sus novelas, la inquieta personalmente ya que, según confesó públicamente, su propio marido padeció la tortura en los pabellones de la muerte.

Para concluir, nos habló de la novela que venía a presentar. Una historia que comienza en la redacción de un periódico a la que llegan unas cintas de una entrevista realizada a una enferma en un sanatorio mental, pero a la que deliberadamente se le han borrado las preguntas. El contenido de las cintas, rebela la fascinación de esa mujer por unos sudamericanos recién desembarcados en pleno régimen franquista, rodeados de boleros, mariachis, mujeres y ademanes mundanos. Pero que sin embargo llevan consigo una historia de torturas y de muerte.

Al término de su intervención, esta zaragozana afincada en Barcelona desde hace muchos años, un terremoto de mujer, apasionada en sus aseveraciones, fue largamente aplaudida. Me sorprendí de que se viniera para mí y me diera un abrazo porque no tenía el placer de conocerla personalmente, aunque sabíamos el uno del otro por Internet. Aproveché para que me firmara el libro y mientras ella continuaba hablando con sus lectores, me acerqué a David G. Panadero para felicitarle por su novela, ya que la estoy leyendo ahora y me está gustando mucho. También me despedí de Manolo, quien me prometió leer mi novela. Y, finalmente, me despedí de Cristina. Lástima que tuviera la cena comprometida, porque le dije que me iba a tomar un pincho y un vino por la Plaza Mayor y me dijo que le hubiese gustado acompañarme.

Así que terminé solo, aunque lleno, por una tarde maravillosa, comiéndome unas croquetas de cocido caliente y una copa de Rioja en la Taberna de San Isidro, entrando por fin en calor. Que no solo de Literatura vive el hombre.

viernes, 21 de enero de 2011

Triple presentación en Hotel Kafka de José Luis Muñoz

Cuando salí de la boca de Metro de Alonso Martínez se me helaron hasta los pensamientos. No, no es porque acudiese a la presentación de uno de los más prolíficos novelistas negros de este país, sino porque en Madrid el clima es extremo. Después de disfrutar de una primavera tan falsa como Judas, los termómetros han descendido hasta límites insospechados.

Llegué a Hotel Kafka, ese templo literario de la calle Hortaleza, y empecé a ver caras conocidas. Por allí estaba la plana mayor de Culturamas con Javier Vázquez a la cabeza, y Recaredo Veredas, que actuaba de coordinador de la charla. Pude saludar a Armando Rodera y su chica y a Pedro de Paz. También a Laura Muñoz y a su amiga, de cuyo nombre nunca logro acordarme.

Abrió la presentación Recaredo, haciendo un recorrido temporal por la trayectoria literaria de José Luis Muñoz para terminar hablando de los tres libros que se presentaban. Después cedió la palabra a José Carlos Somoza, que estaba aún convaleciente de una fuerte gripe que le ha tenido tendido en la cama varios días que aprovechó para leer “Marea de sangre”, publicada por la editorial Erein. No puedo estar más de acuerdo con José Carlos cuando dijo que la novela le tuvo enganchado todo el rato. Yo la he leído y lo primero que me llamó la atención es que los personajes fuman y que no hay móviles. La historia transcurre en los ochenta y nos cuenta la atormentada vida de un policía municipal que investiga un crimen en Playa de Aro a pesar de que es competencia de la Guardia Civil, mostrándonos una trama de corrupción política.

A continuación, tomó la palabra Fernando Martínez Laínez, encargado de hablar de “La mujer ígnea”, libro de relatos editado por la editorial Neverland. Nos habló de la poca proliferación que tienen los libros de relatos en España y que es una contrariedad, dado que el considerado padre de la Novela Negra, Edgar Allan Poe, solo publicó una novela inacabada, triunfando verdaderamente con los relatos cortos. Continuó hablando de los relatos recopilados en “La mujer ígnea”, de la calidad de todos ellos, independientemente del género, dada la versatilidad de José Luis Muñoz. Yo estoy de acuerdo, porque cuando leí el libro no pude parar hasta acabarlo.

Tomó después la palabra Fernando Marías para contarnos sus impresiones sobre “La frontera sur”, flamante última ganadora del Premio de Novela Negra de Carmona y editado por Almuzara. Un libro que nos retrata a un protagonista aparentemente feliz, casado y con un niño, pero que en realidad está harto de su vida, de la monotonía y del aparente bienestar de su cotidianeidad. Una trama que se adentra en los entresijos de Tijuana, en el borde sur de esa frontera tan problemática y que marca distancias entre el primer y el tercer mundo.

Cerró el acto el propio José Luis Muñoz hablándonos de sus tres libros y confesándonos que, tras haber pasado algunos años desde que escribió “La frontera sur”, su vida tiene mucho que ver con la del protagonista. Y que si es un escritor tan prolífico es porque no puede parar de escribir, cosa que a los presentes no nos costó mucho creernos.

En cuanto al libro de relatos, añadir, que son cuentos ganadores de certámenes o finalistas, es decir, que han gustado a más de un jurado. Cuando leí recientemente “Marea de sangre”, no tuve más remedio que preguntar al escritor si esa novela la había escrito en los ochenta ya que resulta demasiado real para haber sido escrita recordando aquella magnífica década. Me confesó que sí.

Terminado el acto, se sirvieron canapés y comenzaron diversas conversaciones paralelas entre escritores. Me salí a fumar un cigarro con Laura Muñoz, que se fue presurosa, pues también había una presentación de Vanessa Monfort. Después anduve fumando con Pedro de Paz, quien se mostraba indignado porque unos desaprensivos le habían plagiado en Grecia “El hombre que mató a Durruti”. Y por tercera vez, me fumé un cigarro con Javier Vázquez y Paco Balbuena (último ganador de Getafe Negro) que, a pesar de no fumar, nos acompañaba. Allí mismo despedimos a Fernando Marías que se marchó dedicándonos un rato de conversación.

Antes de marcharnos, le tendí “Marea de sangre” al maestro para que me lo dedicara. Y yo le regalé un ejemplar de mi novela “El círculo alquímico”, también dedicado, del que me dijo que tenía muchas ganas de leerlo. Ni os cuento cómo me sentí.

La cosa terminó en un bar de al lado, tomando unas cañas con los escritores Paco Balbuena e Isabel Camblor, además de con el simpático José Luis Muñoz, pero no el escritor, sino el fotógrafo y reportero de Culturamas, que comparte nombre y apellidos con el que ayer fue protagonista del evento.

domingo, 16 de enero de 2011

Crónica de una presentación anunciada

Aparte de escribir novelas, poemas, relatos y artículos, suelo dedicarme al noble arte de describir eventos culturales, principalmente, presentaciones de novelas por la geografía de los madriles. Pero ahora, mientras golpeo las teclas, me siento un poco extraño al pergeñar la mía; no obstante, me voy a atrever.

La presentación de “El círculo alquímico” tuvo lugar el pasado sábado 15 de enero en la emblemática librería de intriga y misterio Estudio en escarlata, situada en la calle Guzmán el Bueno, aunque para mí empezó mucho antes. Primero convencí a los padrinos que me acompañarían en el acto, cosa nada difícil y de agradecer: el escritor Pedro de Paz, reciente y flamante ganador de la última edición del Premio de Novela Luis Berenguer, y Virtudes Reza, también amiga, excelente poetisa que alberga el Premio “Lola Peche” de Poesía, entre otros. Cuando me dirigí hace un tiempo a la librería para hablar con Juan, el librero, y este me confirmó una fecha no pude dejar de sentir una emoción especial. Son muchos los libros que he comprado allí y muchas las presentaciones y conferencias a las que he asistido en ese pequeño templo de la Novela Negra y Policíaca, un establecimiento en el que los que te atienden saben de lo que hablan. Y si no tienen un título, te lo buscan.

Tuve una reunión con Virtudes y Pedro una noche en el Paraíso del jamón, en San Bernardo, aunque lo que menos hicimos es hablar de la presentación dados los buenos bocatas de los que pudimos disfrutar regados con buen Rioja y envueltos en un halo de complicidad que nos envuelve a todos los que escribimos y que, además, estamos unidos por el vínculo de la amistad. El mismo viernes, víspera del evento, volví a quedar con Pedro. Tuve el placer de que también acudiera a la cita el escritor Jorge Díaz. Lo de la novela quedó en segundo plano por las mismas razones que comentaba antes.

El caso es que después de una mañana de sábado frenética, recogí a Virtudes en la estación de Atocha, ya que vino desde su lugar de residencia que una vez también lo fue mío: Algeciras. Comimos y se nos echó la hora encima. Lo cierto es que queríamos quedar un rato antes para intentar planificar el acto. A las seis y media pudimos encontrarnos con Pedro en la terraza de una cafetería, frente a la librería, a la intemperie por lo del tabaco y la prohibición. Esos cafés que pedimos, nunca llegaron. Y a la reunión se fueron incorporando sucesivos amigos, entre ellos la escritora y amiga Laura Muñoz. Así que sin cafés y sin apenas planificación, llegamos a Estudio en escarlata a las siete en punto, y ahí fue cuando me di cuenta de que había que mantener el tipo, ya que la impresión que me llevé al ver la librería llena fue impactante. Apenas tuve tiempo de saludar a algunos conocidos y, cuando quise darme cuenta, estaba sentado en la mesa flanqueado por Pedro de Paz y Virtudes Reza.


Mi editor de Ledoria, Jesús Muñoz, abrió la presentación haciendo una semblanza de lo que significa Toledo con su pasado y con una ciudad que durante mucho tiempo albergó a las tres culturas. Y luego tuvo amables palabras hacia mí y hacia mi obra. Después continuó Virtudes, que maravilló al público con su humor y sus retazos de arte andaluz. Por unos momentos se emocionó, vi que le costaba hablar y la animé con la mirada. Pronto se rehizo entre chascarrillos que hicieron las delicias del público. Habló largo y tendido sobre mi novela y terminó su intervención, como no podía ser de otra forma, recitando un poema titulado “El círculo alquímico” y leyendo frases extractadas del libro que le habían llamado la atención.

Pedro de Paz, experto en lidiar con las situaciones propiciadas por presentaciones, mesas redondas y demás, entró fuerte, con vozarrón de barítono. Y como es escritor, tiene buen criterio y sabe de lo que habla se dedicó a elogiar mi novela y mi estilo. A esas alturas yo ya había sobrepasado el límite de la vergüenza y seguía manteniendo el tipo, porque luego me tocaba hablar a mí, y no es fácil cuando tres personas de la entidad de las que me acompañaban no paran de elogiarte. Sé que Pedro es un escritor de género negro, y de los buenos, de hecho le admiro. Y como es sincero, describió los entresijos de la novela, siendo concreto y reconociendo que se le escapaban algunos de los aspectos que yo propongo, pero que aun así, le había gustado mucho lo que había leído.

Y me llegó la hora. Me quité la coraza con la que llevaba protegiéndome durante más de media hora de elogios y de alabanzas y me dispuse a hablar. Lo primero que hice es dar las gracias por las palabras escuchadas. También agradecí a mi editor el que hubiese apostado por mí sin conocerme de nada. Y de pronto, para soltar tensión, anuncié que había comprado unas botellas de Protos y de Marqués de Cáceres para acompañar los canapés posteriores. Empecé a hablar con una pasmosidad de la que a veces me asusto. Vencí el nerviosismo propio que produce que muchas personas a la vez te estén mirando. Y comprobé que el aforo estaba completo, que la gente se apiñaba en la escalera de bajada al recinto. Más tarde, mi hermano me comunicó que en la calle había tanta gente como dentro. Pero logré mantener la calma.

Hablé de mi novela, de cómo se me había ocurrido y de mis experiencias al escribirla. Expliqué que había tardado más en documentarme que en darle forma. Al ser un libro que contiene viajes, Historia del Arte, Historia, Alquimia, Filosofía y unos cuantos ingredientes más, el trabajo de documentación retrasa la escritura, pero merece la pena. También hablé de lo que para mí debe ser una novela: un relato largo con planteamiento, nudo y desenlace, que contenga diversos detonantes. La charla estuvo animada pues, posteriormente, el público y Virtudes me plantearon preguntas, interrogantes propios de la gente que lee y escribe, ya que no fueron pocos los escritores que se dieron cita allí, y eso dinamizó el acto.



Posteriormente los libreros sirvieron el vino y los canapés y yo atendí a todos los que me pidieron que les dedicara el libro; personas que compraron mi novela dispuestos a leerla, demandando una dedicatoria y un breve momento de charla conmigo, lo que creó en mí una sensación difícil de describir; algunos familiares que hasta hace bien poco no sabían nada de mi vocación por la escritura; amigos de distintos ámbitos, antiguos, actuales y espero que futuros; gente, en definitiva, que se dio cita allí para verme; y la mayoría, soportó estoicamente de pie la hora larga que duró la presentación.

Lo de las firmas es especial, indescriptible y firmé con un bolígrafo muy especial. Algunos se tuvieron que marchar porque tenían cosas que hacer y la cola era larga.

Por último, firmé los ejemplares que habían pedido por correo electrónico, con más de una sorpresa, os lo aseguro. Al cierre de la librería, los que quisieron, me acompañaron a cenar y a tomar unas cañas en un bar aledaño. La velada estuvo excepcional.

A partir de ahora, la novela ya no es mía, pertenece a los lectores. Mi sueño se culminó cuando tuve el libro en mis manos, hecho que se produjo el día 5 de enero del nuevo año; inolvidable. Lo que venga después, si es que viene algo, son regalos añadidos.

miércoles, 12 de enero de 2011

La vida (del escritor) te da sorpresas

Se acerca la hora. Apenas quedan dos días para que presente mi novela “El círculo alquímico” en la librería “Estudio en escarlata” de Madrid. Será la culminación a innumerables horas frente al ordenador aplicando lo que modestamente sé del oficio de escritor. Pero no es solo eso, bien lo sabéis. Porque luego ha costado sangre, sudor y lágrimas encontrar una editorial comprometida con mi trabajo. Y más, según están las cosas con la crisis que nos ha dejado un panorama desolador. Si muchos de los escritores con una trayectoria literaria de mucho tiempo tienen verdaderos problemas para publicar, que un escritor novel como yo logre esa hazaña, es como un milagro.

El día 5 de enero me enviaron un ejemplar, buen regalo de Reyes. Esa mañana tomé café en el bar y ojeé y olí el libro como si estuviera en el limbo. Realmente a eso es a lo que aspiraba, a nada más. Lo que venga detrás, si es que viene algo, será como un regalo. Por lo pronto, la presentación, en la que como ya os he dicho me acompañarán mis amigos Virtudes Reza y Pedro de Paz. Pero es que además tendré la oportunidad de ver a muchísimos amigos de distintos ámbitos allí, todos juntos, que me hacen el honor de ir a verme. También, un amigo de Facebook me ha dicho que me entrevistará para la revista en la que trabaja. Y esta mañana, como la editorial Ledoria es de Toledo, me han entrevistado para el periódico la Tribuna y van a hacer un reportaje de mí y de la novela el fin de semana. Como veis, mucho más de lo que esperaba.

Por añadidura, me queda la presentación en Toledo y alguna más que programaré por la geografía española, eso seguro.

Así que estoy contentísimo, para qué negarlo. Porque la vida te da muchos motivos para sufrir, pero de vez en cuando te recompensa por tu trabajo.

Recordad que si queréis un ejemplar dedicado y no podéis acudir el sábado, podéis pedirlo todavía por correo electrónico (info@estudioenescarlata.com) a la librería. Aunque ya sabéis, que yo prefiero tomarme un vino con vosotros. Gracias, de corazón.

sábado, 8 de enero de 2011

Para los que me preguntan por la novela

Como ya sabéis, el sábado 15 de enero a las 7 de la tarde, presento mi novela "El círculo alquímico". Como me lo está preguntando mucha gente que quiere comprar la novela y todavía no ha llegado a las librerías, podéis hacer una cosa, sobre todo los que vivís fuera. Si enviáis un correo electrónico a la librería Estudio en escarlata (info@estudioenescarlata.com) antes del próximo sábado y les solicitáis el libro, ellos os lo enviarán por correo ordinario, con la ventaja de que yo gustosamente, os lo firmaré, y así lo recibiréis con dedicatoria personal. Muchísimas gracias a todos, de corazón.

lunes, 3 de enero de 2011

El oficio de escritor (III), de Paco Gómez

Me acaban de decir desde la editorial que ya tienen mi novela. Y yo tengo unas ganas de tener una en mis manos que para qué. En realidad, después del esfuerzo de escribirla, documentarme, corregirla y encontrar una editorial que apostara por mí, es lo único que deseo: tenerla en mis manos. Lo que venga detrás, si es que viene algo, lo consideraré como un regalo. Por lo pronto, una presentación en Madrid, el sábado día 15 de enero a las 7 de la tarde, en la que me acompañarán mis amigos Virtudes Reza y Pedro de Paz. También mi editor Jesús Muñoz. Y otra en Toledo, ya que de la Ciudad Imperial es la editorial, con fecha aún por determinar.

Cuando un escritor publica su primera novela no debe hacerse líos. Pensar en vivir de esto o en ganar algún dinero es una quimera. Somos una nación contradictoria no solo en Literatura, sino en muchos otros aspectos. Lo digo porque, a pesar de ser un país en el que se lee poco, la densidad de escritores sobre la piel de toro es abultada y variopinta. Aquí siempre ha habido mucho talento y sigue habiéndolo. Bien es cierto que cuando el muestrario es amplio la calidad no reluce por los cuatro costados, pero haberla hayla.

Una novela no se publica solo por su calidad. Cuántas habrá, buenísimas, encerradas en un cajón y cuántas pueblan los anaqueles y estantes de las librerías aun siendo pésimas. Evidentemente ha de haber un editor que apueste por tu producto, pero ha de ser el escritor o un agente literario el que propicie que tu libro esté ahí para ser valorado. A mí, los criterios editoriales se me escapan. Ojalá supiera cuáles son para “tunear” mis novelas y que tuvieran éxito.

Puede parecer que lo más difícil de este oficio sea el hecho de escribir una historia con una trama y unos personajes consistentes. Esto, aun siendo complicadísimo y siendo la fase en la que muchos abandonan, es solo una parte del trabajo. Luego está lo de publicar, capítulo que el escritor novel tiene difícil por no decir imposible, y más en los tiempos que corren, en los que los escritores que ya han publicado lo tienen dificilísimo también. Generalmente no es recomendable enviar a una editorial un manuscrito no solicitado. El protocolo recomienda enviar una breve carta que ocupe una cara de un folio con el currículum literario, sinopsis de la obra y público al que va dirigida. Una editorial no es una ONG y va a apostar por una obra en función de sus posibilidades, que saldrán de un estudio de mercado, sobre todo en editoriales grandes. Por eso, si la carta está bien redactada, ayuda. Lo normal es que no te pidan el manuscrito debido a la cantidad de ellos que acumulan, pero si te lo piden es una buena señal, aunque no garantiza nada.

Cuando consigues publicar hay una tarea pendiente: que la novela llegue al público. Una editorial grande tiene posibilidades de promoción, todo lo contrario que una pequeña; aquí el autor debe implicarse más en la promoción y en procurar que la novela llegue a el máximo número de sitios.

Lo que está claro es que la escritura es una carrera de fondo que en la mayoría de los casos proporcionaría una trama interesantísima para armar una novela. Y que ser escritor se fundamenta más que nada en trabajo y más trabajo. Sin esto, nada es posible.