Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
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martes, 31 de marzo de 2009

El Blog del Cristina, de Paco Gómez

Desde hace un tiempo, Virtudes, La Niña Poeta, la niña de Algeciras, y un servidor, impartimos respectivos talleres de Poesía y Novela en el Hotel Cristina, como cariñosamente se conoce al hotel más emblemático de la comarca. El gerente patrocina diversas actividades culturales en las instalaciones, entre ellas la ya mencionada, y los empleados se deshacen en atenciones para que cada domingo a las seis de la tarde podamos impartir dichos cursos, de libre y gratuita asistencia. Es de agradecer y quería yo resaltar la vocación por la cultura, las tertulias y las reuniones teatrales o de idiomas que están demostrando los del Cristina, poniendo a disposición de todo aquel que tiene algo que decir en el ámbito cultural las instalaciones del hotel.
Aparte de todo esto, es curioso la facilidad que hoy en día nos brinda Internet para difundir cualquier noticia o evento. Lo digo porque, por ejemplo, Virtudes, La Niña Poeta, la niña de Algeciras, y un servidor, hemos creado un blog que hemos bautizado con el nombre de “Talleres de escritura ” y cuya dirección es:
http://talleresdelcristina.blogspot.com/. En dicho blog, de forma totalmente gratuita, tanto la Niña como yo publicamos contenidos de los talleres, poemas nuestros, artículos y relatos míos, fotografías, audios y vídeos de recitales o entrevistas nuestras. Esto permite a los alumnos seguir desde sus casas, o desde donde les plazca, nuestras actividades. Pero no sólo a ellos, ya que al ser el blog público, cualquiera puede visualizarlo y comunicarse con nosotros. Además, un blog te proporciona herramientas para enlazar con otros blogs interesantes. Y la característica fundamental, desde mi punto de vista, es que permite a cualquier escritor “colgar” su obra al instante y ser leído desde cualquier parte del mundo. Y lo gratificante es que un lector te puede hacer un comentario sobre aquello que acaba de leer. Y se corre la voz, y se cuenta con nuevos lectores, en fin, que sólo hay ventajas.
Por cierto, lo último que acabo de “colgar” es un video en el que tanto Virtudes, La Niña Poeta, la niña de Algeciras, como un servidor, recitamos poemas nuestros en El Puerto de Santa María, en la celebración del día de la Primavera, hace dos fines de semana. Tienen una oportunidad de oro para conocer en vivo a la Niña, que, literalmente, se salió recitando dos de sus poemas más emblemáticos: “Aromas” y “Bebed cuervos”. Si ustedes visionan el trailer, seguramente les pasará lo que a mí me ocurrió, es decir, se quedarán sin palabras. Niña, nunca pierdas mi número de móvil.

lunes, 30 de marzo de 2009

Sentimientos encadenados, de Paco Gómez

Dulces y amargas cadenas,
de sentimientos encadenados,
perennes agujas de acero,
dormidas en mi carne,
haced de mí un aguacero,
de pura y casta raigambre,
a los sufrimientos sucios,
a los silencios certeros
de fracasos escondidos,
que claman por ver el cielo
de vuestras sucias verdades,
que escupen y clavan hielo
en los prejuicios fatales.

Voy coleccionando tiras
de sentimientos encadenados,
éxtasis de amores tiernos
que terminan en ciudades
cuyos rostros no recuerdo.
Y cuando acaba el amor,
y el desamor se presenta,
vuelvo a encontrar otro amor,
que sonríe, sonrisa eterna,
que desemboca en un túnel,
y que termina en tragedia,
me queda otro desamor.

Y en esta gran espiral
de sentimientos encadenados,
descubro otra gris sonrisa,
que me enamora y me llama,
que me ciñe y que me clava,
alfileres de reencuentros,
puñales de terciopelo,
jeringuillas impregnadas
del elixir de la vida,
del salitre de la amada,
que me embruja,
que me llama,
que me envida y me reclama.

¡Trompetas del desamor!
De sentimientos encadenados
por eslabones de muerte,
por rosarios encarnados,
¡bebed, cuervos, de mi sangre!
os cedo mi cerúleo brazo,
para que escarbéis con saña,
y que aspiréis sin recato,
hasta el último suspiro
que brotará de mi garganta,
¡a ver si os atragantáis!
Y vomitáis como alimañas
lo que voraces tragáis.

Quiero romper la serie
de sentimientos encadenados,
espantar a los demonios
de los amores frustrados,
vivir, no sobrevivir,
cantar, no canturrear,
salir del infierno gris
de los amores amados,
amados y terminados,
tristes y finalizados,
dolientes, perfil amargo
de toda esta sucesión
de sentimientos encadenados.

Taller de Poesía III

En esta sesión se trabajó la composición de poemas inspirados en una imagen acompañada de una composición musical. La imagen que se mostró fue el conocido cuadro de "El Bosco" titulado "El jardín de las Delicias" y que se muestra en la figura de debajo:Virtudes propuso a los alumnos que fueran diciendo palabras que les sugiriera la pintura. Así, se elaboró el siguiente listado de lo que Virtudes denominó palabras clave: amarillo, naturaleza, lago, simetría, extrañeza, árbol, casa, esfera, trono, pájaro, caos, ruedo, caballos y hadas.

Con las mencionadas palabras clave y mientras sonaba la melodía "Canon in D Major", de Pachelbel in Harmony with the sea, cada uno de los alumnos compuso un poema. Luego, se leyeron en voz alta. Cada alumno obtuvo el debido reconocimiento de sus compañeros y de Virtudes.
Virtudes, asimismo, participó en el ejercicio y compuso también un poema que tituló "El jardín de las Delicias" y que se muestra en la siguiente entrada.

El jardín de las delicias, de Virtudes Reza

Naturaleza en el amarillo del horizonte,
caballos que galopan en la brisa,
de la extrañeza de no tenerte,
el lago de la simetría.

Tus ojos inertes,
tu cuerpo volátil,
tu mente demente.

Naturaleza en el caos de la ausencia,
en el ruedo oculto,
en el trono de una princesa,
sin el reino del amor,
de hadas que buscan,
la verdad de un cielo azul,
el fin de la desdicha,
la casa de los deseos,
los pájaros de la fantasía.

Naturaleza disparatada,
en el árbol sin raíces,
en el viento sin aire,
en el mar sin agua,
en el amor sin amantes,
en la esfera de la muerte,
sin vida aparente.

domingo, 29 de marzo de 2009

La señora, de Paco Gómez

La mañana ha empezado un poco rarita. Como cada domingo, me he bajado a comprar la prensa, oigan, ni Dios por la calle, hay cosas que no cambian. Al llegar a la tienda de Alberto me he encontrado con la sorpresa de que aún no habían llegado los periódicos, a pesar de que eran las nueve. Es otra de las cosas de Algeciras. En cualquier lugar de España, uno puede comprar un periódico a las siete de la mañana; aquí no. “El cambio de hora”, me decía Alberto resignado. Total, que el reparto ha venido a las diez menos cuarto, lo que ha propiciado amena charleta con Alberto y con otro cliente en mis mismas circunstancias, que nunca está de más; el tema, el de siempre, que hay que ver lo mal que está Algeciras..., etc.
Me he ido a la cafetería de la Estación de Autobuses, que está agradable con esos pedazo de ventanales desde los que se divisa la RENFE, el Ventura Morón y la poca gente que transita la calle. Es mi momento de la semana: pido cafelito, me enciendo un pitillo y empiezo a leer. Siempre empiezo por la última página del suplemento, tengo vicio con Javier Marías, ¿saben? Total, que me las prometía yo muy felices cuando se ha plantado delante de mi una señora que me dice que si puede mirar el periódico. A punto he estado de decirle que no, la sexagenaria no me ha dado muy buen rollo: desaliñada, maleducada, desagradable..., lo que pasa es que mi educación no me permite llevar a cabo acciones de ese tipo. Sin esperar mi consentimiento, la señora ha agarrado el periódico, que parecía que le había hecho algo por cómo lo trataba y se ha puesto a pasar las páginas molestándome todo lo que podía. Pertenecía al numeroso porcentaje de población que se chupa el dedo para ojear el diario. Así que, ahí estaba ella, poniéndome el periódico perdido a salivazos y dejando la impronta de su ADN en todas las páginas. Se notaba que no lee el periódico nunca, porque buscaba la sección de deportes desde la página uno. Para evitar que me humedeciera todas las páginas, al final, le he buscado yo la sección y cuando se la mostré, la señora se puso a lanzar improperios, porque lo que le interesaba era el resultado del partido de fútbol de Suecia y no encontró la noticia. Ni las gracias, oigan. Tiró el periódico contra la mesa hecho un Cristo y se marchó por donde había venido. Cuando terminé de leer el suplemento, me puse con el periódico, pasando las páginas con las debidas precauciones, aun así, inevitablemente me he debido impregnar las yemas de mis dedos con el ADN indeseado, qué se le va a hacer. Después me he marchado, dejando el muestrario de salivazos en la mesa.La mañana ha comenzado rarita, como les decía. Menos mal que la una y media viene a recogerme Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, y toda la tarde con ella... Eso sí que es prometedor...

sábado, 28 de marzo de 2009

Abre, de Paco Gómez

Abre compuertas, niña,
que el día va a encabezar,
acontecimientos dulces,
y aromas al despertar.

Abre compuertas, niña,
no resistas al amor,
que vas a ponerte enferma,
de aguantar tanta pasión.

Tira los muros, niña,
que de nada va a servir,
que te escondas tras tu puerta,
y te empeñes en dormir.

Sueños de ardor, niña,
sueños de color,
que van a quemarte, niña,
sueños de sinsabor.

Abre compuertas, niña,
y deja paso al amor,
ríndete a las rosas frescas,
que te trae mi corazón.

Deja de luchar, niña,
no contraríes mi alma,
sal a la vida gritando,
y deja tu falsa calma.

Vete al arroyo, niña,
y contempla tu reflejo,
así es como yo te veo,
tan bonita en el espejo.

Abre compuertas, niña,
no sufras por desamor,
la vida trae brisa fresca,
abandona tu dolor.

Abre compuertas, niña,
y toma la ausencia de nada,
llena tu alma de sabores,
toma la magia del hada.

Prisionera, de Virtudes Reza

Prisionera de una cárcel,
con barrotes de hilos tejidos,
por los brazos del destino,
en calendarios con cinturones oscuros,
del beso robado,
en el cumplir encomendado.

Prisionera de por vida,
hipotecando la felicidad,
que la misma vida otorga,
negando la realidad,
adentrando en el bosque perdido,
razones que pierden la razón,
donde el corazón manda.

Prisionera de mentiras,
en la condena anunciada,
de una muerte agonizante,
partiendo el contacto,
con la verdad de lo ansiado.

Prisionera de la vida,
en la visión del dolor,
que no tiene fin,
en traiciones consentidas,
por las grietas del pulso amargo.

Prisionera del tiempo,
el tren sin estación de partida,
en la hora que se pierde,
como se pierde el llanto,
la risa,
el encanto,
el desencanto,
como se pierde la vida,
primaveras que van pasando,
en los años que van pasando,
en la mirada atrás,
de alguien que espera,
en el mañana de alguien que espera,
en la vida que aguarda,
en los rezos olvidados,
para que vuelva a salir el sol,
de la vida que va pasando.

Oscura niebla, de Paco Gómez

Oscura niebla,
cuervos que graznan,
sombras que acechan,
susurros que no cejan,
pasos, pasos que se aproximan,
formando un cortejo de réquiem,
que me aguarda infalible,
que me martillea,
bailando en danza siniestra,
coro de amores rotos,
ausencias indefinidas,
ramillete de violetas negras,
corazón de tendencia suicida.

Oscura niebla,
comparsa pervertida,
soplos de aire viciado,
sentimientos destrozados, agonizantes,
compartimentos vacíos, inquietantes,
farolas fundidas,
vagones de tren vacíos,
parones no queridos, incoloros,
dolidos, perjudiciales,
ojos tristes y llorosos,
sufrimiento insoportable,
suenan campanas siniestras,
tocando a muertos.

Oscura niebla,
espesa niebla,
nidos de alcohol hilarantes,
en noches muy frías,
la oscuridad me aprisiona,
me clava sus garras y aprieta,
soledad no buscada,
ceremonias funestas,
de apagados tonos grises,
infaustos aromas negros,
como de estercolero,
flotan en la niebla,
viscosa, espesa.

Oscura niebla,
que me deja sin fuerzas,
que me absorbe las ideas,
que me trae amargos recuerdos,
de mujeres vistas y no vistas,
y de aquéllas que si vi,
pero que también perdí,
nefastas consecuencias,
macabras piruetas,
infiernos solemnes de terciopelo,
remordimientos perennes,
cancelas de podrida herrumbre,
que custodiaban tus huellas.
Oscura niebla,
dama misteriosa,
de pintada calavera,
ropas de Carolina Herrera,
pero pestilente y macilenta,
sopla, viento del sur,
llévate esta niebla,
que el guionista me conceda,
aromas de finas hierbas,
aspirar sin pensar,
descodificar sin sentir,
perder sin castigar,
vivir sin sufrir.

viernes, 27 de marzo de 2009

Esa chica, de Paco Gómez

Me despierto sin amor,
sonrío y veo pasar,
un atisbo de tu voz,
que viene y luego se va.
Un cigarro y un café,
sonrisa en la oscuridad.
me reservo un palco vip,
y muero y me pongo a pensar.

Tengo en mi alma un nudo gris
que me quema y me hace temblar
y esa chica en mi cabeza
ya me quema y no puedo pensar.

Sin motivo ni razón,
mi vida se quema en la nada,
los sentidos y la bruma,
invaden mi corazón,
más que nada vuelvo a ti,
sin causa ni vocación,
por si quieres compartir
un poco de tu pasión.

Tengo en mi alma un nudo gris
que me quema y me hace temblar
y esa chica en mi cabeza
ya me quema y no puedo pensar.

Qué le pasa, yo no sé,
no puede, se echa a temblar,
no se rinde y no da pie,
me muero y me quedo atrás.
Si sonríe cantaré,
por verla, no miro atrás,
por su nombre, lloraré,
sin tregua, voy a atacar.

Tengo en mi alma un nudo gris
que me quema y me hace temblar
y esa chica en mi cabeza
ya me quema y no puedo pensar.

Velas negras, de Paco Gómez

Velas negras de la perdición,
cuyas llamas oscilan en réquiem fúnebre,
que me asfixiáis lentamente,
que me llamáis con tesón,
el cerebro me estalla,
Dios no existe,
y yo me asfixio,
y mis pensamientos no paran,
mis ideas vienen de lejos,
y se incrustan con violencia en la estancia,
estancia de velas negras,
habitación con vistas al Infierno.

Velas negras humeantes,
que espesáis mi alma podrida,
con sustancia de miserias,
con putrefactas heridas,
mantras de crucifixión,
cucarachas adheridas,
no voy a pedir perdón,
ni quiero ser luz de vida.
No voy a pedir perdón,
no, jamás,
yo no he tenido la culpa,
ni he tenido voluntad.

Velas negras de la codicia,
cera negra tumefacta,
mis buenas noches eternas,
no calmarán mi garganta,
herretes del corazón,
arrugado y escondido,
en el averno de Dios,
misterioso y zaherido,
por vigilarnos sin tregua,
por censurar el amor,
que no brota, que no sale,
porque ya no existe Dios.

Velas negras del Demonio,
que penetráis en mi vida,
y me quemáis las entrañas,
me anuláis el corazón,
y me castigáis con saña,
absorbeos de una vez,
y dejadme mis miserias,
para que pueda volver,
a torturarme sin tregua,
pero con la dignidad
de sentarme sobre el fuego
para quemarme de nuevo.

Velas negras asquerosas,
sólo estáis en mi cabeza,
porque nadie más os ve,
pero sabed, puñeteras,
que me he acostumbrado a ver,
vuestra puta cera negra,
que me corrompe la piel,
y que me desespera,
y que me sabe a desdén,
y que me sigue de cerca.
Velas negras sudorosas,
enmarcadas en satén...

Dátiles amargos, de Paco Gómez

Dátiles amargos del futuro incierto,
pequeños engendros malignos eternos,
jazmines podridos,
jardines enfermos,
de almas errabundas
que claman silencio.
Silencios vacíos,
silencios intensos,
calmas que se pudren,
con maldad de amores,
alfileres romos,
cuchillas sangrientas
que atrapan la piel macilenta,
¡dejadme vivir en paz!

Dátiles amargos que quemáis mis nadas,
pétalos fétidos de aromas grises,
dadme la venia,
concededme el ego,
dignidad maltrecha y cuentos imperfectos,
cálidas moradas,
que queman mi mente,
sucias alboradas,
de infamia y de muerte.
Cánticos velados,
infectos poemas,
sucios derroteros
de inmundos calados,
¡dejadme sentirme en paz!

Dátiles amargos, de huidas indemnes,
dadme la mirada de un niño impotente,
cálices de fuego,
liturgias sagradas,
miradas de hielo
que jamás descansan.
Olores perdidos que atascan el tedio,
sinsabores vanos,
que vagan con miedo,
dejadme salir,
respirar la muerte,
llena de significados,
llena de mil soluciones,
¡dejadme morir en paz!

Dátiles amargos, presas del olvido,
torturas melosas y duendes impíos,
salid de la nada,
parad los molinos,
de la nada eterna,
del jardín prohibido,
de las notas tiernas
que bailan con brío,
salid de mi casa,
del amor prohibido,
y no regreséis,
mis sueños concibo,
en medio del caos,
¡dejadme bailar en paz!

jueves, 26 de marzo de 2009

Virtudes, de Paco Gómez

Solía pasear por la Plaza Mayor de Madrid, después de tomarme un café y una tostada con mantequilla y mermelada. Ahora lo hago por la Plaza Alta inmediatamente después de tomar medio mollete con aceite y tomate. Algeciras tiene sus virtudes. No es que Madrid no las tenga, pero las virtudes de Madrid no son las virtudes de Algeciras. Es cierto que el Parque del Retiro tiene sus virtudes, pero las virtudes de ese entorno natural que rodea a Algeciras no las tiene la capital. Tampoco tiene mar, y ese mar que nos baña y que se cierra en la bahía tiene muchas virtudes, entre ellas, la brisa fresca y la visión extática que uno puede experimentar ante tales virtudes.
Y si no, me voy por la N-340 sentido Tarifa. Eso sí que tiene virtudes, virtudes de paisaje, virtudes de aromas, virtudes de sabores en ventas y chiringuitos, virtudes de Bolonia, virtudes, virtudes...
Por hablar de todo un poco y, ahora que viene la Semana Santa, en Madrid tenemos procesiones, sí, pero sobrias, casi sombrías, con sus virtudes, sí, pero para virtudes las de aquí, en donde las procesiones destilan dramatismo, pasión y arte, en definitiva, virtudes andaluzas, virtudes algecireñas, virtudes que sólo se dan aquí, con la gente de aquí. Gentes de diversas índoles y diversos oficios, como en todos lados. Y de mucho arte y muchas virtudes, que hay que ver, guitarristas, poetas, novelistas, cantaores, pintores..., todos ellos gentes de múltiples virtudes; virtudes de las que Madrid está exento y de las que Algeciras rebosa.
Por eso vivo aquí. Y me marcho cuando puedo a Madrid, de visita, para ver a la familia y a los amigos, y en busca de virtudes, que también las hay, no se crean, pero son consecuencia de la mezcla, que siempre enriquece. Sin embargo, en Algeciras las virtudes son como más puras, están más en su esencia, son en sí un tarro de esencias, un frasco de aromas. Y uno se embriaga y queda rendido ante esas virtudes; y mira las montañas y la bahía, y se extasía, al igual que cuando se leen poemas.
Algeciras tiene virtudes y Virtudes.

Rosas negras, de Virtudes Reza

Rosas negras,
espinas de alfileres
que se clavan en la carne
de mi cerebro.
Malditos pétalos de la agonía
que desgranan este amor, que perdura,
en la amnesia del beso de la muerte.

Rosas negras,
dementes en los ventiladores del Infierno,
que airean la maldad,
hasta el límite de la voluntad,
y destrozan los retales de felicidad,
del mendigo que aspira,
el último sorbo de oxígeno,
esperando la resurrección de miembros mutilados.

Rosas negras,
putrefactas, malolientes en recuerdos,
en risas que acarician el polvo,
de la carretera,
destino a una habitación oscura,
¡testigo de un amor enfermizo!

Rosas de venganza,
rosas negras,
rosas en la metástasis,
del cuerpo,
sin gravedad letal,
sin dignidad humana,
en el consentimiento,
de un puzzle macabro.

Rosas negras,
en la torre vigía,
del horizonte que no existe,
en el levante otoñal,
de un futuro pasado,
arrastrado a las rocas de la incertidumbre,
que zozobra sin respiración.

Rosas negras,
rosas dolientes en el pecho desnudo,
en el cuerpo desnudo,
en el alma desnuda,
en la entrega total,
sin condiciones,
de un corazón desgarrado,
hecho jirones desconsolados,
en el dolor abstracto,
punzante hasta la extenuación.

Rosas negras,
en el requerimiento
de miradas que no llegan,
que no llegarán,
que se pierden por el camino de la sangre,
por el reguero del acantilado,
de la vida que se pierde,en el segundo maldito.

Túneles oscuros, de Paco Gómez

¡Túneles oscuros de espesa negrura!
Eso es lo que veo, sin sentimiento,
sin cordura, en los límites de la locura.
Ni una chispa, ni un atisbo, ni una esperanza.
Sólo esos malditos túneles, uno tras otro,
concatenándose en mi deteriorada mente.

Atravieso con esfuerzo la espesura,
mi corazón palpita frenético, desenfrenado,
no hay fin, ni principio, ni razón,
hay nada, y, ala vez, todo,
no consigo salir de este maldito laberinto.
¿Alguien puede prestarme ayuda?

El Infierno debe ser muy parecido a esto,
no existen los recuerdos, ni las expectativas,
las ideas solidifican en mi cabeza,
y me producen dolor, agudo y ajeno,
rabio de dolor, rabio de impotencia,
no hay escapatoria, sólo incertidumbre.

Caigo al suelo, una y otra vez,
me cuesta un inmenso esfuerzo levantarme,
y cuando lo hago, vuelvo a caer,
y cuando vislumbro el fin, viene un principio,
otro final, sin esperanza, sin escape.
Percibo el mal, sí, aquí sólo hay mal.

¡Espesa negrura de túneles oscuros!
¿Me vais a conceder la muerte?
¿O me otorgaréis la tortura?
Sí, creo que es eso, la eterna tortura.
¡Túneles oscuros de espesa negrura!
Ya no soy yo, ¡qué extraño!Me siento espesa negrura.

Mi vida, de Virtudes Reza

Mi vida,
y aún no lo sabes,
y vagas como libélula perdida,
sin escuchar el rocío de mis palabras.

Eres mi vida,
cada vez que me buscas,
cada vez que me hablas,
cada vez que suspiras.

Y aún te preguntas,
¿por qué te quiero?
Y aún te lo preguntas.

Mi vida,
eres mi anhelo,
eres el oxígeno de mi cuerpo,
mi sangre,
también mi tormento.

Mi vida,
la promesa que espero,
el compromiso eterno,
de un corazón tierno.

Mi vida,
eres mi viento,
el impulso para seguir viviendo,
la esencia de mi pensamiento,
eres nostalgia si no te tengo.

Mi vida,
la que no tengo,
si faltan caricias,
de amor verdadero.

Mi vida,
el sí cuando despierto,
el hola cuando descuelgo,
el adiós de un hasta luego,
el qué, cuando no recuerdo.

Mi vida,
ronroneos de esperanza,
que hacen vibrar en la distancia,
mi vida,
cuando te veo,
cuando no te veo.

Mi vida,
cuando dices,
cuando callas,
como dices,
como callas,
instantes irrepetibles,
en la coherencia del amor,
que nos une,
que nos separa,
imanes sin tiempo,
y tiempo que se acaba.

Mi vida,
y aún me lo preguntas,
aún me preguntas,
¿por qué te quiero?

Canalla, de Paco Gómez

Vas a tener que pagar, ¡canalla!
En esta vida, las afrentas no son gratuitas,
se siembra lo que se recoge,
ella era libre y tú le pusiste vallas,
e hiciste que esa canallada pareciera travesura fortuita,
manipulador, infame, traidor, egoísta, ¡canalla!

¿Cómo pudiste mancillar su espíritu?
¿Cómo te atreviste siquiera?
Al nacer no te extirparon la maldad, ¿verdad?
No te preocupes, galán, vas a tener que pagar.
Se ceñirán a ti los cuervos y te picarán los ojos,
clavarán sus garras en tu espíritu y escarbarán.

Te retorcerás en el suelo pidiendo clemencia,
pero nadie te va a ayudar,
llamarás a tus amigos que, como no existen, no vendrán,
y yo me reiré de ti mientras te veo llorar,
llorarás, sollozarás como un niño y sangrarás,
y tu muerte será lenta y tortuosa.

Ni se te ocurra volver a hacerla daño, ¿me oyes?
dictadorzuelo de poca monta, hombrecillo insulso,
que lástima que das, aunque a mí no, ninguna.
Y después de los cuervos, vendrán los buitres,
que se indigestarán con tus restos,
y vomitarán tus entrañas podridas.

¡Canalla! Cobarde engreído y envalentonado con una mujer,
con una mujer preciosa y pura,
sensible e inteligente, pero con escrúpulos, no como tú, traidor,
que arrastrarás tus penas por las dunas de azufre,
te costará caminar, y al final caerás, ¡canalla!Y ya no te levantarás.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Palabras desnudas, de Paco Gómez

Palabras desnudas de la poesía blanca,
que me mecen y me dicen “te quieros” sordos y limpios,
palabras desnudas que se me atragantan,
que me llevan a un cielo de orquídeas vanas,
me suben, me calman y después me bajan,
silencios inertes de las estrofas claras.

Te voy a envolver en bellas palabras,
te voy a guardar en el hueco amoroso de mi alma,
te voy a llevar a los silencios llenos,
y después te daré aromas eternos.
Palabras desnudas y flores despiertas,
desnudas almas que templan mi cuerpo.

Cuando te vea sola y cariacontecida,
convocaré a los vientos que te traerán brisa,
brisas de sabores y brisas de aromas,
suaves caricias de puntos y comas,
palabras desnudas y versos desnudos,
que te acunarán, mi vida, que te darán forma.

Me muero por verte sonriente y calmada,
me muero por ser el hombre de tu alma.
Si vienen los días en que no te veo,
me agrío, me enmustio y me muero, ¡me muero!
Escribo y te canto, te alabo y te quiero,
pero quiero olerte, porque si no, muero.

¡Olerte, mi amor! ¡Olerte! Y tocarte,
tocarte en lo más hondo con mis palabras desnudas,
con mi arte intentado, con mi canción pretendida,
quererte, amarte y sentirte viva,
componer palabras y notas de la melodía desnuda,
y desnudar mi alma sin mostrar dudas.

Palabras desnudas que envuelven tu cuerpo,
que llenan de pasión mi vida y mis versos,
que tienen a mi niña iluminada y bella,
contenta, radiante como las estrellas.
Palabras desnudas y desnudos versos,
que llevan flotando mis sensibles besos.

martes, 24 de marzo de 2009

Mortales, de Paco Gómez

¡Tenebrosos perros que todo lo abarcáis!
¡Que no dejáis nada al azar!
Maldito el día en que descubristeis que éramos mortales,
y os erigisteis en capitanes de las naves,
sin que nadie os diera la venia,
sin que os diéramos permiso para quemar las claves.

¡Mortales, sí! Somos mortales.
Y aunque vayamos pasando desapercibidos,
somos dianas de distintas clases,
susceptibles de vuestros caprichos banales,
indefensos ante semejantes cónclaves,
adheridos a vuestros dislates infames.

Esclavos de los inmortales, sí,
eso es lo que somos,
briznas de humanidad cosidas a los portales,
portales de infamia y de ingenuos males,
atentos a otras cosas, a nuestras preciosas vidas formales,
de existencias puras y de silencios remotos e inocentes males.

¡De eso os aprovecháis!
De que somos simples e inocentes mortales,
de la energía que derrochamos cuando actuamos,
de la simplicidad de nuestros actos exentos de jugadas tales,
que alimentan vuestro egoísmo a base de inmundos retales,
que son puros actos de vitales esencias construidas de retales.

¡Mortales, sí, mortales!
Semejantes por género, pero no iguales,
piel, cabeza tronco y extremidades,
por lo demás, una sarta de desigualdades,
pagaréis, malditos, claro que pagaréis,
pero no podéis sentirlo ahora, presos de vuestras maldades.

¡Mortales contra inmortales!
¡Bondad, ingenuidad, contra perversos chacales!
¡Temblad cuando se extinga vuestro tiempo!
Porque sólo recibiréis cortes de sucios cristales,
y tendréis que soportar sufrimientos a caudales,
que os cercenarán hasta que reventéis como tormentas bestiales.

La mañana de un martes, de Paco Gómez

La mañana del martes ha sido rica, entretenida y aprovechada al máximo. Empecé con dos horas de clase, enseñando la electrónica que los alumnos de esta generación son capaces de asimilar, que lastimosamente no es mucha. Después recibí a los alumnos de otro instituto, niños y niñas que acaban el cuarto de la E.S.O. este año y necesitan saber las opciones que les da el Sistema Educativo, así que venga, a orientar, y con gusto. Después, aprovechando que Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, tenía una reunión con dirección y, como no hay mal que por bien no venga, pues hala, que me la llevé a tomar café y a hacer unas fotos, que estaba ella como para gastar un carrete entero. A la vuelta, entre resolución de conflictos, papeleos y más trabajo, me dio tiempo en la última hora a prologar su poemario y a hacer una carta de presentación para presentarla a diversas editoriales. Entre medias, mi amiga Rocío me pasó el Diario de Cádiz de ayer, que tuvo la deferencia de inmortalizarnos a la Niña y a mí en una fotografía de grupo rellenada de texto que se hacía eco del recital poético que ofrecimos el pasado sábado en el Puerto de Santa María. Y mi amiga Marga, que me felicitaba por el evento y los dípticos, y que nos halagaba de corazón..., gracias.
Hace un ratito, momento de pincho de tortilla, de chicharrones y de ensaladilla en Los Cristales, justo en la esquina del Ventura Morón y de merecida y reconocida fama en Algeciras. Ya no es la calidad gastronómica, sino la música que pincha Benjamín, ya quisieran muchos pubs de moda, y los personajes, muy literarios todos ellos, clientes que te ofrecen conversaciones inverosímiles y castizas. Hay que ver con qué alegría trabajan ese Benjamín y esas dos niñas todos los días para sacar adelante ese bar. Y la simpatía que reparten, y las sonrisas, y todo.
No sé lo que me deparará la tarde, pero una cosa es segura: voy a ver a Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, y no hay muchas expectativas que tengan semejante calibre. Diría que no hay actividad que me motive más. Y me encanta que te haya gustado el prólogo. De verdad, Niña, que es un privilegio. Todavía no me explico qué es lo que he hecho para ser tan privilegiado y para tener tu amistad. Gracias y, nunca pierdas mi número de móvil.

No tardes en volver, de Virtudes Reza

No tardes en volver,
no calles mi voz,
como la llama en el vacío.

No arranques el sentimiento,
que provoco,
con el roce de palabras que siento.

No evites mi abrazo,
desnudo y puro,
en el pulso de la vida,
ensancha la arteria del amor,
levanta el pulso de la victoria,
y atrapa mis manos blancas.

No tardes en volver,
no tardes en venir por las grutas del tiempo,
porque desespero en el intento,
de decirte todo lo que no ves,
todo lo que estoy viviendo.

No siembres tormento,
en mis noches vacías de tus besos,
no te tragues la pena,
en el lapso de una habitación,
en la cama de un poniente cubierto,
en el volante de una carretera,
que gira en sentido inverso.

No provoques la ira,
de los duendes en el reino embrujado,
ni malgastes lágrimas,
de infelicidad en la suerte adversa.

No arranques los sueños,
los imposibles en la orilla,
de mi puerto,
llegaremos al faro,
en la libertad de la distancia,
que otorga las alas de un horizonte,
sin miedos,
sin hachas de debilidad,
sin hilos de telares inciertos.

No tardes en volver,
que aquí te espero,
contando estrellas que dibujo,
en el papel amarillo del recuerdo,
recordando el ayer que me diste,
el mañana que espero.



Se me va la vida, de Paco Gómez

Se me va la vida en cada instante,
cada vez que veo tu pelo agitarse al viento,
cada vez que huelo tu aroma, tu olor intenso,
tus ojos bellos, tu risa fresca, tu andar triunfante,
tu voz preciosa y tu inteligencia que sobresale
sobre cualquiera de los que estén a tu alcance.

Se me va la vida por tocarte,
cogerte la mano y acariciarte,
acercarme a tu oído y susurrarte
poemas de amor y palabras con arte,
y después, marcharme, huir contigo a ninguna parte,
y allí, en ese sitio tan nuestro, amarte.

¡Vámonos, niña, a ninguna parte!
Te haré un fresco lecho de hojas para tumbarte,
y después diré poemas hasta que salga la Luna,
que te bañará despierta, que te bañará desnuda,
mientras yo interpreto nuestra melodía,
para después acercarme a ti y besarte.

Se me va la vida por cantarte,
canciones de amor y de frescos aromas,
que navegan hasta soliviantarme,
que recorren mi cuerpo hasta rodearme,
aromas de hiedra viva y rosa muerta,
que vienen al encuentro del regocijo mareante.

Se me va la vida en esmerarme,
por versificar palabras para recordarte,
que me hagan tu ausencia fresca y agradable,
que me inspiren tu recuerdo y tu imagen,
para no estar solo, para estar mirándote,
y sentir, sentirte fuerte, sentirte y amarte.

Vente conmigo, niña, que voy a pasearte,
por donde los balcones se postran al saludarte,
por donde las calles se abren para que pases,
para que camines y que de mi brazo, al colgarte,
te saluden los rayos del sol vibrante,
para que al susurrarte al oído, tu sonrisa ensanches.

Se me va la vida en cada instante,
porque enredo para contentarte,
porque canto para tu alma,
porque muero por tus versos y tu arte,
y te marco con mis lances,
para tenerte cerca y soñarte.

lunes, 23 de marzo de 2009

Cinco Gotas, de Virtudes Reza

Cinco gotas en la madrugada,
palabras lloradas en el bosque,
de tu boca,
ternura desatada,
en los sentidos tapiados,
por el temporal de la vida.

Cinco gotas,
en el miedo de la libertad,
del fracaso de una decisión,
el riesgo acelerado por el sentir,
del corazón.

Cinco gotas,
en el latido escondido,
por el miedo a perder,
por el miedo a ganar,
el mañana de un sueño,
que deja paso a la verdad.

Cinco gotas,
en el camino,
procurando llegar a tiempo,
a la cita del tiempo,
cóctel de sentimientos,
mezclando los licores del sentimiento,
en el argumento del viento.

Cinco gotas,
sujetando un mañana,
sin ayer,
o buscando el ayer,
en el recuerdo clavado,
en la memoria de un botón.

Cinco gotas,
en el borrón de la lágrima,
cuando sé que pierdo,
tu voz en el intento,
cuando sé que deslizan tus manos,
por el túnel del canto amargo,
y tu verbo,
se hace dueño en otro verbo,
en la desgracia sin camino,
al caer,
sin manos que alcen la rendición,
de este momento.

Cinco gotas,
más allá,
de lo salvaje y colérico,
de la infancia que llevamos en los huesos,
la niñez de mi inocencia,
cuando te espero,
cuando busco tu refugio,
y alzo mi corazón sincero,
cuando caen mis brazos,
en el vacío desaforado,
de colinas llenas de miedo.

Cinco gotas,
cuando vivo,
cuando quiero,
y el querer quema por dentro,
cinco gotas de esperanza,
cinco gotas de deseo,
cuando amo sin intento,
miedos con alas,
albahaca en los pulsos purpúreos,
flores blancas de empeño,
pasión sin condiciones,
cinco gotas eternas de anhelos.

Me llamas, de Virtudes Reza

Me llamas,
en un minuto perdido,
cuando el deseo puede a la razón,
y el cambio de tu voz,
quiere mi voz.

En el parque de marismas,
he buscado la flor,
que alimenta mi ánimo,
y sustenta mi alma.

En una mesa de madera,
he respirado el sol,
de la primavera,
he respirado tus ojos,
y tu boca,
tus manos,
que buscan las mías.

En el paraje natural de tu sonrisa,
me he recreado,
en la ruta de tu amor,
he nadado,
y el salvavidas eterno,
de tus brazos,
he deseado.

Me llamas,
y yo te llamo,
me llamas,
y lo dejo todo,
me llamas,
y busco el pan que alimenta,
el suave don de revivir,
un beso robado,
o un beso otorgado.

Me llamas,
y miro el espejo,
el camino hasta recorrer tu cuerpo,
en la señal bendecida,
pedaleando en el vértigo de la vida.

Me llamas,
y muero por un hola,
me llamas,
y muero por un te quiero,
me llamas,
y muero por tu presencia.

Princesa, de Paco Gómez

Camino por calles de angustia y ahogo,
no pienso en el mañana, ni en la hora siguiente,
soy esclavo de un poder, un poder que me atormenta,
que no puedo huir de él, que me alimenta.
Al principio era princesa, ahora es bruja infecta,
que me dio la miel, que me da la hiel.

¡Ay, Princesa! Tengo que salir de aquí,
mas me retienes, sin piedad, sin vuelta atrás.
Y, sin embargo, te busco cada día, te encuentro, me encuentras.
Buitres y cuervos penetran sus garras en mi alma,
hasta que tu llegas, pero ¡ay cuando te vas!
Comienza la tormenta de la sinrazón sinfín.

¿Cómo es posible pasar de la suave brisa al viento tenebroso?
¡Ay, Princesa! Princesa del amor y la miseria,
Princesa del calor y de la brisa gélida,
que recorres mis venas dándome valor,
y generas con tu ausencia el caos y el descontrol.
¿Por qué te daría el beso yo aquel día?

El beso de la muerte lenta y tibia,
el beso del amor no correspondido, de las rosas negras,
de las amargas facetas, del más amargo terror.
Y cuando no estás, me muero, y cuando estás, muero,
pero más lentamente, más dulcemente,
pero me muero, me hielo, me quemo.

Solíamos irnos juntos, ¿recuerdas, Princesa?
Nos acompañaban la felicidad y el dulzor,
pero ya no, Princesa, ya no caminamos a la par,
ahora eres tú quien tira, quien me esclaviza,
yo ya no quiero ir contigo, ¡no quiero!
Pero tú me castigas, me llevas, atado con una correa.

¡No puedo librarme de ti, Princesa!
De ésta me muero, acostado en cualquier acera,
tirado como un perro callejero,
sí, yo y mis miserias, yo y mis malditas penas,
y tú te irás con otros hasta que acabes con ellos,
otros más jóvenes, que serán las presas de tu voracidad.

¡Ay, Princesa! ¡Dulce y mortal Princesa!
¡Dame la muerte! No esperes mucho más, ¿para qué?
No merece la pena verme contigo en sucios locales,
en servicios infectos, en aceras vacías.
Clávame tu rejón de muerte ya, Y ¡busca! ¡Busca a otros a quienes esclavizar!

domingo, 22 de marzo de 2009

La Niña Poeta V, de Paco Gómez

El sábado pasado tocó recital poético en el Puerto de Santa María. Así que allá que nos fuimos Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, y un servidor. Nos acompañaron dos buenos amigos, Pili y Jorge. Desayunamos en la Venta Andrés, término municipal de medina Sidonia, venta curiosa donde las haya, en donde se mezclan cazadores, ganaderos y señoras estupendas con bolsos de Versace. El nexo: la buena comida, los precios y el trato. Cuando pedí tostada con mermelada y mantequilla, muy de Madrid, se hizo el silencio. Aguanté el tirón como pude, entre tostadas de zurrapa y aceite virgen. Adrián, el camarero, apodado “el Niño”, nos trajo con la rapidez de un Ferrari, café, tostadas, queso y un plato de carne y morcilla. La cosa se animó tanto, que me unté media al estilo madrileño y media con la zurrapa tan de aquí. Y venga, queso, morcilla... Nunca había desayunado tan fuerte. Y “el Niño”, con un chupetón en el cuello, contándonos la charla que le había dado su abuela debido a su promiscuidad. Y cuando voy al servicio, pues ea, que máquina de condones y máquina de tangas para las señoras, flipante. Tan curiosa me pareció la situación que al final acabamos los cuatro en el servicio haciendo fotos y partiéndonos el pecho.
Con la pesadez del desayuno, nos plantamos en el Puerto, para lo del recital. Y recitaron algunos compañeros, su poesía, que en el Parque de los Toruños, entre naturaleza y sol, pues qué quieren que les diga, fenómeno. Pero, ¡ay!, cuando subió al escenario Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras. Porque a ella el atril y el micrófono, le encajan como a la Cenicienta el zapato de cristal. Antes de que empezara a recitar, yo ya estaba sobrecogido. Pero cuando esa niña empezó a verbalizar sus versos, se hizo un silencio tan pesado, que yo me empequeñecía en el asiento. Que poderío, y esos versos que se disparaban como latigazos por toda la carpa..., y Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, con esa estampa tras el atril, sobria, bella, chula y potente... Me tuve que reprimir para no levantarme y gritar: ¡Poeta! O ¡Guapísima! O las dos cosas.
No se pueden ni imaginar los aplausos que cosechó. Vamos, que la aparición de esta bestia de la Poesía ensombreció las anteriores actuaciones, dejando el pabellón de Algeciras bien alto. Luego leí yo, aún sobrecogido, pero esto es lo de menos. ¡Qué barbaridad Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, qué forma de escribir versos, qué forma de leerlos! Eres un genio, ya lo sabes.Luego marisco en Romerijo, cafés, en fin lo típico. Y si lo llego a saber no me sueno la nariz con tanto ímpetu, pues me dio una hemorragia del carajo. Había que verme tumbado en la cama del hotel y el arte de Pili, eminente médico de Algeciras, haciéndome un tapón nasal con papel higiénico y presionando con el abridor del mini bar. Y ese Jorge haciendo fotos, y esa Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, sentada en la cama diciendo chorradas. Y yo sangrando como un cochino y partiéndome el pecho de risa. Y al final acabamos en el Centro de Salud para que me cortaran la hemorragia. Y el domingo, ya recuperado, en la Fundación Alberti, y de tapas con Paco Arniz, pintor taurino que exponía en la Fundación. Pero con la resaca de los versos de Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, que aún me tienen sobrecogido. Niña, nunca pierdas mi número de móvil.

viernes, 20 de marzo de 2009

La maleta, de Paco Gómez

Hago la maleta del adiós meditado,
y me vienen a la memoria los poemas malditos de un amigo,
que me pica, que me acosa, y no termino nunca,
leo, pienso, y tengo que sentarme a escribir,
sólo un par de versos malditos, sólo un par,
y me acerco a la maleta y meto el pijama.

Entro al aseo y cojo jabón, y colonia de aromas malditos,
e intento meterlo todo en la maleta, pero no puedo,
entro en el blog de los poetas malditos,
mi amigo ha publicado otra vez, y me siento,
y escribo otro par de versos retorcidos,
la maleta sigue hueca, vacía, mañana emprendo un viaje.

El blog echa humo, mi amigo ha vuelto a colgar otro maldito,
me estremezco, me sobrecojo, y la maleta sigue hueca y vacía,
nunca creí que no sería capaz de hacer una maleta,
la poesía maldita ha entrado en mi vida por la autopista de la perdición,
pongo un mensaje, ¡deja de escribir más malditos!
No me oye, no me hace caso, y sigo obviando la maleta.

Actualizo y aparecen más y más versos, mi amigo está poseído,
la espiral no ha retrocedido, al contrario, va más allá.
Escribo otro par de versos, son malditos,
miro la maleta y no puedo seguir escribiendo,
pero tampoco termino de hacer el equipaje para ese viaje de poemas malditos,
¡Otra vez, y otra vez más! En verdad está poseído.

¡Deja de bombardearme! ¡Deja que haga el equipaje!
¡Deja ya de hacer versos malditos!
Porque si no paras, yo tampoco paro, y haremos un blog maldito.
Por fin echo los perfumes con sus aromas a la vieja maleta,
que me llevaré al viaje de poemas malditos,
para recitar, escandalizando, nuestros poemas malditos.

Poemas malditos, de Paco Gómez

Negros nubarrones se ciñen a mi alma podrida,
y arrastro mis desgracias por la vida infortunada,
tirito de frío aun habiendo buena temperatura,
si no te veo me muero, y se te veo me desvanezco,
observo en los espejos el despojo humano en el que me he convertido,
y concluyo que mi desgracia fue el haberte conocido.

Espío desde las esquinas de los callejones del puerto,
y sólo veo podredumbre en el ambiente.
Cuando no puedo soportar más cuota de desgracia,
enfilo la escalera del sucio y maloliente portal,
y vuelvo a recordarte mientras subo las escaleras,
me siento en el salón y, a la luz de una vela, escribo poemas malditos.

¡Poemas malditos! ¡Versos retorcidos! ¡Estrofas explosivas!
Poemas hirientes, amargos, vacíos, solitarios y heridos,
poemas sangrantes que crean una atmósfera de vacío,
olor a cera corrompida, aromas de perfumes malditos,
incienso reparador que calma mis sentidos,
cigarros humeantes que cargan aun más el ambiente.

Hoy te vi de lejos y en vez de acercarme me quedé paralizado,
mis piernas no respondían y me desmayé.
Al despertar no estabas y yo estaba sucio y compungido,
me fui a casa y otra vez, una y otra vez, más poemas malditos,
la vela, el cigarro el incienso y miserias, sólo miserias,
y más y más versos retorcidos y estrofas explosivas.

¡Maldita seas, por siempre! Y que maldita sea tu sonrisa.
Y que mi alma no se recupere nunca, ya sólo gozo escribiendo,
y para eso tengo que estar maldito, para escribir poemas malditos,
para escupir versos retorcidos que hablen de tu maldad estudiada,
y escucho a Eric Clapton y sus canciones malditas,
y me emborracho hasta caer fulminado.

A la mañana siguiente despierto aturdido,
y en mi mano hay una hoja arrugada y manchada,
llena de poemas malditos de versos retorcidos
versos insultantes, versos podridos, versos prostituidos,
versos que hablan de ti, sólo de ti,
versos malditos que airean tu rostro maldito.

La estación, de Paco Gómez

Nos dijimos adiós y fue para siempre,
en aquel malévolo andén brumoso y maloliente,
desapareciste de mi vida como desaparece la lluvia,
ni una carta, ni una breve nota, ni una explicación.
Solo, hundido, indefenso en aquel maldito andén de la estación.
Triste como un hombre que se pone triste al ver partir a su amada,
pero sin imaginar que no volvería a verte.

Hoy estoy otra vez en la estación, ¿sabes?
Fumo un cigarrillo y miro a los trenes alejarse,
me evocan melancolía y tristeza,
una profunda tristeza, que hace que muera cada día desde entonces,
que algo se retuerza en mis entrañas desde entonces,
que algo me corte como cuchillas mi interior desde entonces.
No hay semana que no regrese una o varias veces a esta estación impune.

No he vuelto a estar con otra mujer, ni a pensar en otra mujer,
ni a desear otra compañía que no sea la tuya,
a pesar de que me partiste el corazón en dos,
a pesar de que me serviste en bandeja de plata nuestro amor hecho trizas,
y de postre, el resto de mi vida enjugada en amargura,
desesperación envuelta en papel de regalo,
ahogo teñido de mugrientos sentimientos desnudos.

Parece que algo se ríe de mí en la estación,
padezco la burla del destino helado y deforme,
y parece que te veo aparecer en cada chica que baja de un tren,
para comprobar una y otra vez que no eres tú,
que ya no estás, que ya no existes salvo en mi memoria cansada,
que te fuiste para no volver, sin dar señales de vida o muerte,
que te esfumaste por el desagüe de la vida, eterna y marchita para mí.

Me pongo enfermo cuando llego a una estación.
Siento una presión en el pecho de estertores brutales,
hasta aspiro aromas de tu último perfume,
estoy amargado, vacío, hueco, distante, huraño y contrito.
¡Malditas estaciones de evocaciones perversas!
¡Malditos trenes que no van a ninguna parte!
¡Maldito tu rostro del que no logro deshacerme!

Macabro, de Paco Gómez

Vi cómo te destruías lentamente en ritual macabro,
quise ayudarte, lo intenté hasta la extenuación,
mas no pude, no quisiste, no te dejaste, o no pudiste.
Acabé sin energía, por los suelos,
mis lágrimas se mezclaron con las tuyas,
y juntos, arrastramos la podredumbre por las calles.

Macabro fue el maldito protocolo,
ése que seguiste para destruirte,
para matarte, para acabarte.
Y macabra fue la forma en que me lo pusiste ante mis ojos.
Estabas tan bonita cuando empezaste el proceso...
El barrio, como dice la canción, no es ninguna pradera, ¿eh, amiga?

Estés donde estés, que sepas que me dejaste exánime.
Casi morí cuando tu cuerpo dio el último estertor de muerte,
cuando tu aroma se extinguió en la cutre habitación del maldito hospital,
y dejó paso al aroma de muerte, esperada, sí,
pero no por eso normalizada.
Tuviste que morir para matar mi alma.

Y desde entonces, estoy muerto en vida,
zombi en los paseos por el parque, en el bar,
en los paseos de alcohol, en los devaneos con lo malo,
ahora soy yo el que me destruyo,
y no hay nadie que me ayude a mí,
y no quiero que nadie me ayude.

Esta mañana me miré al espejo,
mi rostro va tomando el sendero de deterioro que tomó tu cara.
Moriste fea y enferma cuando eras la más bonita, la más cuerda.
Eras flor y esencias, y te transformaste en flores negras y en pestilencia.
Y yo no puedo evitar morirme, poco a poco, como tú, por ti,
No quiero seguir viviendo, no si no estás tú.

No soporto más tu ausencia, ni tu recuerdo,
bombardeando mi cabeza perdida en ti.
Tú, tú, tú, tú, tú, tú, tú, tú... ¡tú!
¡Macabro, maldito mundo macabro!
No soporto la indolencia de los que dijeron quererte,
no puedo verles sonreír y continuar con su vida, tan campantes.

Me muero, vida mía, en macabro protocolo de autodestrucción,
en homenaje a ti, pasaré por lo mismo hasta reunirme contigo,
quiero saber lo que pasaste y lo que pensaste,
y después me moriré en una habitación triste,
con aromas tristes, con sabores tristes, con palabras tristes,pero con la imagen de tu rostro en mis retinas, mi amor.

Como la mañana, de Virtudes Reza

Como la mañana,
suave de terciopelo,
tu piel,
tu tacto.

Como la mañana,
nueva en aromas,
nueva en caricias,
hasta el sinfín de lo conocido.

Como la mañana,
tu pelo canela,
tus palabras dulces,
cada día, un nuevo día,
como la mañana,
el despertar de un sueño.

Como la mañana,
tu invitación desbordada,
la invitación que acepto,
buscando pecas con besos,
y tus manos,
que entrelazan secretos.

Como la mañana,
el anillo que entregas,
llenos de recuerdos,
para crear nuevos sueños,
que saturen la memoria,
que contagien los sentidos,
hasta perder el juicio.

Como la mañana,
me murmuras,
¡dime algo!,
y te digo,
déjame mirarte,
y cierras los ojos,
y dibujas una sonrisa,
te sujeto,
y digo,
déjame verte....
y me pierdo,
en tu rostro,
adivino el color de tus ojos,
adivino tus pensamientos,
y como la mañana,
me empapo del rocío,
que desprende el momento.

Como la mañana gris,
como la mañana sin aliento,
un pájaro que canta al tormento,
si te pierdo......

Siluetas, de Paco Gómez

Siluetas inertes de memoria viva,
que me acecháis en los recovecos de la memoria,
dejarme salir del laberinto eterno,
dejarme amarla sin tensos miedos,
siluetas espectrales de tenues tonos,
dejarme mimarla como yo quiero.

No la acechéis a ella, no lo merece,
veniros conmigo, sin darme muerte,
dejadme respirar, dejadla respirar,
necesita una tregua,
una tregua de calma y dicha,
una feliz estancia en el vestíbulo de la vida.

Pedid la vez, siluetas,
y, aunque sea, venid conmigo,
pero no la espiéis más,
libradla de la zozobra del amor temprano y fallido,
libradla de la losa pesada y maldita,
libradla del bloqueo estéril, yermo.

Siluetas azoradas, siluetas perdidas,
en el abismo, en el limbo de la sinrazón,
en la locura del desamor,
en el miedo del amor tardío,
dejadme un ápice de locuacidad,
dejadme sentirla en mi espíritu.

Que si no viene a mí, la esperaré,
que si no me llama, estaré,
que si me llama, también,
que si me escucha, diré,
que si me susurra, la amaré,
y si me reclama, permaneceré.

Decidme, siluetas oscuras de tristeza,
¿por qué lo hacéis?
Dejadnos un margen,
dejad un margen al amor callado
dejad que lo grite y lo sienta,
amor, siluetas, silencios, rugidos...
Siluetas: ¡Iros de una vez!

Recital poético 21 de Marzo

El próximo sábado, 21 de marzo de 2009 habrá un recital poético enmarcado dentro de las actividades del día de la primavera, en el que intervendremos Virtudes Reza y yo. Seremos ocho poetas del Grupo Literario “Indocentes por la Generación del 27”, un grupo compuesto por profesores que escribimos, los que leeremos nuestros poemas. El acto tendrá lugar en el Parque Metropolitano Marisma de los Toruños y Pinar de la Algaida, en el Puerto de Santa María. La lectura tendrá lugar a las 12.30 horas de la mañana.
Pincha en la imagen para agrandar


jueves, 19 de marzo de 2009

Corazón helado, de Paco Gómez

¡Destroza mi corazón helado!
Y hurga en las ruinas de mi alma,
clava tus garras en los despojos de mi espíritu,
aspira del último halo de mi energía,
roba la última gota de mi esencia
para destilarla en el alambique del desamor triste.

¡Destroza mi alma herida!
Y escurre el elixir vital de mi ser,
vacía el recipiente de mi vida
y cuando me dejes hueco
ahoga tus carcajadas
en honor a mi dignidad partida.

Cuando ya no pueda levantarme,
seguiré quieto, inmutable y mudo,
terriblemente mudo,
con el corazón helado, petrificado,
mecido por las últimas palabras de amor que pronunciaste,
con el eco de los besos malogrados.

Y cuando ya no estés,
procuraré recomponer las usurpaciones,
reconstruiré las ruinas desde dentro,
me ayudaré de los vientos y del rumor de las olas,
de los sabores y de los aromas,
de las ausencias y de los fracasos.

Recuerdos de otra vida me asaltan,
me sugieren caricias y abrazos,
besos, susurros y cálidos regazos,
amargas alegrías y dulces amarguras,
silencios, bullicios y nadas eternas,
caricias, sonrisas y velados gestos.

¡Destroza mi corazón helado!
¡Destroza mi alma herida!
Y que la vida no sea vengativa contigo,
porque si lo fuera,
no caminarías ni dos pasos,
pero tendrías el abrigo de mi corazón helado.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Bulevar Levante, de Virtudes Reza

Se sentaron en una terraza del bulevar,
dejando abandonados los sentidos,
dejando derrochar imaginaciones,
que va meciendo el viento,
meciendo hasta sucumbir,
tras sacudidas bruscas,
y hundir la sombrilla sin sol,
en el absoluto paraje de la desolación.

Se sentaron en la terraza del bulevar Levante,
donde pierde su nombre la calle,
volando entre hojarasca,
entre vientos de desgracia,
esos que te dejan desnuda de calor,
y sin protección ante el látigo tempestuoso del este.

Final brusco,
para tan delicioso encuentro,
bofetadas de aire fuerte y cálido,
de día, de noche,
por la izquierda,
por la derecha,
por cada resquicio de cada trozo de piel,
en el mar liso y ajetreado,
del agua plana,
del agua rebelde,
que sucumbe ante la bravura,
del contratiempo enfrentado.

Final grotesco,
ser mecidos,
como vulgares espantapájaros,
vulgares títeres sin cabeza,
sin brazos,
sin piernas,
sin prendas que cubran la vergüenza.

Viento de Levante, de Paco Gómez

Viento de Levante, criticado, denostado y ofendido,
pero noble, furioso, orgulloso y altivo,
¿qué habrás hecho tú para cosechar comentarios tan despectivos?
Las señoras se quejan, dicen sentir cefaleas,
ellos, dicen volverse locos, perder el sentido,
no te aflijas, Levante, te considero mi amigo.

¿Qué sería de mi inspiración si tú no aparecieras?
Tanta calma, tanto sol, tanta relajación,
atraen a domingueros y a turistas como moscas a la miel,
abuelos, niños, papás, tortillas, paellas...
Y yo no puedo hacer nada hasta que tú apareces,
y espantas a la gente como se debe.

Y en ese justo momento,
me quedo solo contigo,
la energía vuelve, la inspiración vuelve,
y escribo los poemas más bellos,
y los relatos más jugosos,
y las columnas más picantes.

Y retomo mi novela sin gritos, sin voces,
y creo situaciones para mis personajes,
y te oigo silbar, ya no queda nadie,
salvo yo, en la mesa, con tu presencia y tu aje,
y el bar se queda en silencio,
y tecleo, y la obra nace.

Viento de Levante, tan a punto, tan aparte,
y cuando me place,
me bajo a la playa, y me zambullo ante tu arte,
el mar me mece y me cura,
y cuando salgo,
la fina arena de Cádiz me da un masaje.

Viento de Levante, marcha, sí,
porque no puedes quedarte,
pero tengo que escribir,
y tengo que bañarme,
marcha sí,
pero en volver no tardes.

Eres, de Virtudes Reza

Eres vida,
eres sueño,
eres gota de sangre que corre por mis venas,
el dulce vino para mis labios,
sedientos de ti.
Eres lamento,
eres orgullo lento,
eres calvario consentido,
eres amor furtivo,
prohibido de naturaleza viva,
eres amor eterno,
ilusión temprana,
risa desatada,
y llanto emocionado.
Eres decisión desesperada,
eres razón,
eres conciencia,
eres corazón,
eres afable,
apacible, susurrante,
eres mi terrón de azúcar,
paladar dulce,
temple de mis sentidos.
En mi distancia involuntaria,
en mis rincones olvidados,
en mis momentos solitarios,
en el rencor arraigado de este amor desbordado,
eres miel,
en mi boca,
en mi garganta anudada,
eres gemido puro,
ansia pretendida,
jadeo en la llamada esperada,
y lamento oculto,
cuando no me buscas,
cuando no me encuentras.
Eres, eres, eres…
Repito en la tarde dormida,
ávida de tu voz,
con mis sentidos hidrópicos,
y mis manos,
caricaturas de tu cuerpo,
exhalación de espacios fugaces ,
y reserva llena de esperanza.

Sombras, de Paco Gómez

Sombras tenebrosas que me seguís,
sombras que me acosáis y me acecháis allá donde voy,
¿es que no me vais a dar ni un respiro?
¿es que no conocéis la piedad?
¿es que nadie os ha contado nada?
¿es que no podéis escuchar?

Un día aprenderé a burlaros,
y ese día no sabréis encontrarme,
salvo que moréis en mi espíritu
y nunca pueda huir de vosotras,
salvo que surjáis de mi alma
y yo todavía no sepa nada.

Dadme un respiro de sombras dormidas,
para que pueda sentir lo que sienten los demás hombres,
sólo por un momento, un sólo momento,
apartad de mí el Infierno, no quiero el Cielo,
sólo quiero unos momentos
para que me presenten a la cordura.

Dejad de clavarme esas frías cuchillas
que me van desgarrando por dentro,
cada vez que siento el frío metal
un escalofrío me recorre el cuerpo,
y a continuación, esos empellones
que llagan mi alma a cada momento.

¡Malditas sombras espectrales y abyectas!
¡Qué delito cometí para que me acoséis!
¡Sufrid, malditas, sufrid como me hacéis sufrir a mí!
Y no volváis a seguirme, porque, un día,
un día encontraré el camino de la luz,
y ese día, moriréis en el intento de seguirme.

En ese día final y fatídico para vosotras,
entonaré un canto desconocido y bello,
será vuestro epitafio maldito de sombras muertas,
habréis desaparecido para siempre,
y yo ya podré vivir y morir,
morir y vivir de gozo perenne y perverso.

Y me reiré, me reiré tanto que me escucharán en todas partes.
Hasta entonces, seguid esclavizadas a mí, detestables, malditas.

Me preguntas, de Virtudes Reza

Me preguntas…
Y no contesto,
no tengo la sabiduría eterna,
no tengo el don otorgado del saber,
sólo suspiro…

Te quiero tras la reja de espinas,
que me da una rosa,
y te quiero tras recorrer mi cuerpo con palabras.

Me dices a cada segundo un te quiero,
y a cada minuto un te amo,
y cada hora un te adoro.

Y sólo puedo decir,
que me rindo,
me rindo ante el viento que calma,
y me rindo ante la primavera de tu mirada.

Y sigo suspirando,
suspiro por tus suspiros,
y suspiro por tu alma.
Ambiciono el amanecer de tus abrazos,
y el beso que me das,
cuando te amo,
y sigo suspirando,
en ese segundo,
en ese minuto,
en esa hora,
que me entregas en el desvelo de la madrugada.

Y sigo suspirando,
cuando imagino tu espalda,
cuando acaricio tu pelo,
cuando dibujo tu cara,
entre pensamientos longevos.

Y sigo suspirando,
y sólo quiero perder los sentidos,
en la playa de tu desnudez,
y bañar mi cuerpo en el mar de tu sonrisa,
y ser velero de libertad,
y ser paloma que anuncia vida.

Déjame descubrir el camino,
déjame llegar a tu estrella,
y llevar aires de aromas,
déjame repasar el tacto de tus manos,
y echar lazos eternos,
déjame gritar,
lo que no digo hablando,
¡Que te amo!
¡Que te siento!
¡Que te quiero!
Que hasta mis labios tienen celos.

Y sigo suspirando,
acumulando sueños,
verdades sin dueño,
en el atardecer de tu ausencia,
que se llena de versos.

Y sigo suspirando,
por tu voz,
por ese segundo, ese minuto, esa hora,
por ese te quiero, ese te amo, ese te adoro,
y me preguntas,
y no contesto,
sólo te abrazo,
sólo te invento,
te ideo,
te imagino,
en la isla de arrecifes certeros.

Me preguntas,
y no contesto,
sólo suspiro por tus besos.

martes, 17 de marzo de 2009

Ángel Negro, de Paco Gómez

Muestro mis manos a la vida muerta,
veo las sombras que me acechan pertinaces,
capto los sonidos espectrales del averno,
que me susurran cantos de miserias,
y cuando me retiro a mis aposentos,
todo se viene conmigo perturbando mis sueños.

Me despierto cada hora creyendo en el amanecer,
pero el amanecer no llega nunca,
sueño con trombas de lluvia negra,
con relámpagos y truenos grises,
con ruidos ensordecedores,
y me tapo todo el cuerpo con las sábanas.

¡Quiero que acabe la pesadilla!
me creo que no voy a volver a verte,
observo el filo de mi navaja al encender la luz,
y escapo de la habitación entre espesas tinieblas.
Bajo a la calle y no hay nadie, tengo miedo,
camino unos metros para comprobar que no hay nada.

Al volver a la habitación estoy sucio y mojado,
pero ya no hay oscuridad,
los demonios se han desvanecido,
de las pesadillas no queda nada,
marco el número de tu teléfono,
y cuando nadie lo coge,
me doy cuenta de que no existes.

¿Cómo he podido olvidarlo, Ángel Negro?
Ya sé, la pesadilla es recurrente,
y estoy seguro de volver a olvidarlo esta noche.
Volveré a inventarte, regocijándome en tu sonrisa,
de porcelana, de brillo cerúleo, aterciopelada,
y volveré a creer que existes.

Te echaré mucho de menos,
gritaré que no te vayas, aunque no existes,
pero apareces, te muestras y me controlas,
y, en el amanecer, los rasgos de tu rostro se esfuman,
dejan el vacío en mi alma negra,
y me desgañito buscándote, Ángel Negro.

Dime, ¿qué puedo hacer?
¿Qué es lo que vas a hacer?

Esperaré, de Virtudes Reza

Esperaré suspiros de alegría,
ejemplos de fortuna,
esperaré el amor eterno,
miradas cómplices,
esperaré la costumbre arraigada de tu compañía,
estrellas en mis noches oscuras.

Esperaré las curvas de la vida,
el freno de mi velocidad,
esperaré…
el riesgo de tu corazón,
lo prohibido a escondidas,
sentir el interior del ocaso
y la ofensa de la brisa.

Esperaré el celo de la mañana,
el despertar de tus ojos
y la caricia de una palabra
recorrer mi oído.

Esperaré el obsequio y recompensa,
de la esperanza que se fue,
la llegada de tu espíritu viajero,
y el momento espeso de un solo instante,
y volver al horizonte perdido
de nuestras miradas.
Esperaré…

En secreto y en lo cierto, esperaré,
a la ausencia,
al vacío urbano de la multitud,
a la volubilidad de las espiras alrededor de mi cuerpo,
de abrazos no recuperados,
de besos que fueron furtivos al nacer
y fútiles en el recuerdo.
Esperaré…

La Niña Poeta IV, de Paco Gómez

Ayer, lunes 17 de marzo de 2009, hubo un recital literario en el Casino de Algeciras. Resulta que en estas andanzas literarias que me estoy corriendo con Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, conocimos un día no muy lejano a D. Emilio Herrera, presidente del Casino. Nos emplazó a dar un recital y ayer, como digo, lo perpetramos. Fue a las ocho de la tarde y hubo afluencia de público, lo cual fue grato. Estuvimos una hora leyendo artículos, relatos y poesías. Y a mí se me pasó en nada. Desde aquí quiero agradecer al casino y al público asistente el cariño que nos dieron.
Como digo, leí algunos de mis relatos cortos, columnas e incluso me atreví con un par de poemas. Pero mi compañera no paró de recitar poesía, su poesía. Ya no son los pedazos de poemas que hace, que en sí quitan el sentido, sino la forma de recitar. El público pudo contemplarla recitando, en estado puro, a los poemas y a su autora, con esa entonación dulce tan suya, con ese misterio en sus ojos y en sus gestos, y con esa guapura tan fresca que luce cada día y ayer más.
Tanto a Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, como a mí, la hora que estuvimos leyendo nuestras cosas se nos pasó en nada, espero que al público también. Ella me puso su reloj frente a mí, eran ya las nueve. Así que decidimos terminar, aunque ganas de seguir leyendo no nos faltaban. La Niña cerró su actuación recitando una de sus obras maestras: Aromas. Y como yo le puse música hace unas semanas, pues eso, que saqué la guitarra y lo canté. Curiosamente recibí aplausos que agradecí, cómo no, como agradezco desde aquí a mi amiga la poeta que me permitiera musicarlo en su día.
La cosa acabó como suelen acabar estos eventos, es decir, con una cenita y unos vinos en el propio Casino. Por si no nos hubieran agasajado bastante invitándonos a esta noble institución, encima nos dieron de cenar y nos forraron a halagos e incluso nos invitaron a unas copas en un pub de la calle Convento, sí, ese que está excelentemente decorado con motivos de Egipto. Ya saben, más halagos, ambiente agradable y yo con la guitarra a cuestas, pero con gusto. Y Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, venga a hacer fotos a diestro y siniestro, claro, es poeta, es bella y la belleza la llama.
Al final, cada uno a su casa, y yo, ya les digo, me fui contentísimo, por todo. Aun así, ¿saben lo mejor? Pues el privilegio de quien esto escribe de compartir escenario con Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, un lujo asiático, oigan, ¡qué genio de las letras que tenemos en Algeciras! Algecireña, poeta, graciosa y preciosa. Niña, nunca pierdas mi número de móvil.

lunes, 16 de marzo de 2009

Los medios y el morbo, de Paco Gómez

Cuando a la prensa le da por algo, bombardean al ciudadano con la misma noticia días y días. Ahora toca los trajes del señor Camps. No hay día en que este hombre no esté en los periódicos, en las radios y en las televisiones. Hay más noticias, sí, pero ésta se repite de forma recurrente, no sé si por intereses oscuros o por la persistencia de los medios. ¿Se acuerdan ustedes de cuando un día sí y otro también siempre había un perro que mordía a alguien? ¿Qué pasa, que los perros ya no muerden? Yo creo que sí, pero ya no es noticia. Como no es primera plana la Guerra de Irak, o la de Afganistán. “Esto ya está muy visto”, deben pensar. Lo de los trajes del señor Camps, como cualquier noticia insistente, se irá extinguiendo como se extinguen los pensamientos, y habrá otra noticia que tomará el relevo y que nos meterán hasta en la sopa.
Como todo en esta vida, los medios se mueven por negocio. Y una noticia fresca, vende más periódicos y sube las audiencias de los audiovisuales. Cuanto más dramática sea, mejor, ahí sí que no tienen la culpa los medios, me refiero a que los ciudadanos seamos tan morbosos. Parece que nos regocijamos con las desgracias ajenas. Es como si necesitáramos saber lo mal que les va a los demás para afianzarnos y pensar lo bien que nos va a nosotros, ahí es donde los medios encuentran el filón, ahí es donde nos la cuelan, esto es lo que sirve para vender. Y no critico a los medios, ojo. Gracias a este tipo de noticias, que son las que financian a los medios, éstos nos ofrecen otras noticias, reportajes, etc., que sí tienen calidad y que merecen ser leídos. Si no fuera por esto, un periódico no valdría 1 euro y las radios y las televisiones no serían gratis. No hay mal que por bien no venga. Lo que no quita que la sociedad está un tanto enferma, ¿o no?
Pero bueno, allá cada cual, que ya somos todos mayorcitos. Que aunque nos hayan educado para ser príncipes, luego somos fontaneros, maestros, electricistas o abogados. Y esto, pues quema a muchos. Y el bálsamo, es el morbo, bien sean los trajes del señor Camps o los mordiscos de los pitbulls.

domingo, 15 de marzo de 2009

Las tiendas de diseño, de Paco Gómez

Nunca había estado en una tienda de modas de las de marca, de las de diseño, de las de autor, de las de tronío. Ayer, acompañé a una amiga a una de ellas y, de paso, pasamos la tarde en Puerto Banús, claro, ¿en dónde iba a estar la tienda? Lo primero que uno ve al llegar allí, es que la gente es feliz, que todos están morenos, que ellos y ellas tienen carita como de actores, que no hay opel corsas, de Lamborghini para arriba, en fin, yates, restaurantes caros, y tiendas, Carolina Herrera (CH), Versace, etc.
Mi amiga Pili estaba empeñada en comprarse una camisa de CH, así que entramos en el establecimiento. ¡Qué glamour! Todo tan bonito y tan colocadito, aromas de ensueño, zapatos de 700 euros, perfumes carísimos de la muerte y un pijerío flotando en el ambiente que para qué. Me siento, ¡vaya sillones! Ojeo el catálogo de moda masculina, no vean qué catálogo: un bloc de cuero viejo con las letras de CH grabadas a fuego y unos conjuntos que, a mí particularmente, para llevarlos, tendrían que pagarme mucho dinero. Mi amigo Jorge y yo nos mirábamos impresionados. Y Pili y Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, venga, probándose camisas carísimas. A decir verdad las camisas eran preciosas, sí de a 350 euros, pero monísimas. Las dependientas, educadísimas, oye, que parecía que tenían tres carreras, qué forma de atender.
Pili estaba enamorada de la camisa, guapísima ella con la prenda, así que al final se la compró. Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, también se la probó, sin avisar, y cuando salió por la puerta de probadores yo casi me desmayo, hay que ver cómo lucía la camisa de CH. Y venga a ver jerseys, y zapatos, y calcetines de diseño, y cochecitos de niño de diseño, y mecheros de plástico forrados de cuero con el logo de CH de 60 euros...
Nada que ver con cualquier tienda que yo haya entrado nunca, oigan. Hasta la factura que le dieron a Pili cuando pagó era preciosa, parecía una invitación de boda, pero de boda de ricos. Y no pueden ni imaginarse el envoltorio, nada de envolver en papel y bolsa de plástico, no: funda de tela con percha y cremallera de colorines y el logo de CH estampado por todas partes, vamos para que se notara en el paseo posterior que habíamos estado en CH y que nos habíamos dejado el dinero en CH.
Increíble, oigan. Creo que volveré, sobre todo si mi amiga Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, me promete volver a probarse otra camisa de esas de diseño, aunque procuraré estar sentado para no caerme ante la visión. Niña, nunca pierdas mi número de móvil.

sábado, 14 de marzo de 2009

SEGUNDOS, de Virtudes Reza


En un segundo de inconsciencia,
late un suspiro,
y en un segundo estoy viva,
y en el mismo segundo,
ya no estoy.

Puedo estar y no estar,
y puedo aprender a aprender,
en ese segundo,
intentar buscar la verdad,
y buscarte entre besos fingidos,
entre sábanas de silencio.
y no encontrarte.

En un segundo,
te quiero,
y en el mismo segundo,
te pierdo,
te escucho,
me escuchas,
te intuyo,
sin tocarte, sin verte,
y te llamo,
no respondes.

En un segundo puedo perderte,
y en el mismo segundo ganarte,
volver a encontrarte,
y volver a la distancia,
que no se comprende.

Y puedo contarte,
en un segundo,
cómo estoy,
cómo me quedo,
pero en ese segundo,
ir a la deriva en mi pensamiento,
para callar donde estaré,
sin el brillo de tus ojos,
o el tacto de tu aroma.

Todo en un segundo,
mi vida,
mi muerte,
mi único dolor, la pérdida,
mi único valor, la huida,
mi fracaso,
mis recuerdos….

En un segundo,
la ausencia de oxígeno,
las lagunas del desorden,
y el faro del enfado,
de lo admisible,
alejamiento de tu deseo,
que se pierde en el levante,
de mi angustia.
Y en ese segundo ,
otra vez,
reconcilio de mis abrazos,
y el éxtasis de mis sentidos.

En un segundo,
el guionista,
y el guión que le dictan,
y el guión que dejamos que nos escriba,
en ese segundo,
en el que nacemos solos,
en el que vivimos sólos,
en el que morimos solos,
en ese segundo,
que escribo,
para no dejar libre,
para no dejar cautivo,
pensamientos ligeros,
y no dejar sentencias,
ni propósitos,
ni juicios.
En ese segundo,
donde la voluntad
tiene licencia de sobrecogerse,
en el desembarco, de lo disparatado.


viernes, 13 de marzo de 2009

Nadas, de Paco Gómez

Cada segundo junto a ti es un privilegio,
y cada minuto y cada hora y cada día,
se reducen a la nada,
porque el tiempo a tu lado se pasa en nada,
y lleno de nadas mis días,
hasta hoy no supe nada de esas nadas.

Y mato las horas como creo,
y no me quejo, sólo espero,
espero nadas rellenas de sensaciones,
espero aromas y sabores,
espero sonrisas rojas de bonitos ojos,
espero los momentos de café en desojo.

Y subo a casa y bajo y escribo y canto,
y camino y camino, y camino,
con ausencias, con nadas, con pensamientos,
con sentimientos llenos de vida,
y recibo, y doy, y no espero, pero me viene,
y me sobrecojo, y me circunscribo al brillo de tus ojos.

Nadas encadenadas, nadas de ricos suspiros,
nadas que me traen los vientos,
nadas escritas en el guión que no conozco,
todo desemboca en nadas,
espero las nadas,
encuentro las nadas.

Nadas y ausencias, todo y presencia, es lo mismo.
despido el día y saludo la noche, la vivo, la duermo,
la sueño y no distingo entre la vigilia y lo onírico,
porque es lo mismo, todo es lo mismo,
la vida, la muerte y los sueños,
el soplo, la nieve y el viento.

¡Que el guión me ofrezca más nadas!
¡Que me dé más sonrisas!
Y que el brillo de tus ojos
se me clave en mi espíritu.
Mi alma está llena de nadas y ya no quiero más todos.

jueves, 12 de marzo de 2009

Quisiera, de Paco Gómez

Quisiera ser lluvia, para mojarte,
quisiera ser viento, para acariciarte,
quisiera ser niebla, para envolverte,
ser mar, para tenerte,
fluir por el cauce del río, para mirarte,
tenerte cerca siempre y susurrarte.

Escuchar y leer tus palabras frescas,
consolarte y arropar la estela de tu sombra,
huir en desenfrenada carrera hasta ti,
llegar a penetrar en tus sentimientos,
salir en busca de los resquicios de tu alma,
y mecer tus cabellos con el aliento de mi caminar.

Viajar a lomos de la inconsciencia,
amasar pensamientos para brindártelos,
fabricar aromas de perfumes exóticos,
sabores dulces y espesos para ti,
soñar con la vereda que baja hasta el mar,
en donde podrías permanecer bellamente quieta.

Marcar mi alma con tus pasos,
sentir la bruma de tu caminar callado,
abrigar tu mirada de ojos calmos,
vencer sobrecogido la ansiedad por verte,
llevarte en volandas a paisajes de ensueño,
mientras recitas tu último poema.

Escribir versos pensados para soñar,
salir juntos de la red de envidias desatadas,
ten cuidado, no vayas a explotar de bonita que te pones,
quedarme sin ti no quisiera.
Quisiera ser lluvia, para mojarte,
quisiera ser viento, para acariciarte,quisiera ser niebla, para envolverte.

miércoles, 11 de marzo de 2009

No te preocupes por mí, de Paco Gómez

No te preocupes por mí, sé cuidarme, o no,
en cualquier caso, lo intento, es lo importante,
sólo quiero estar contigo captando detalles,
dándonos cuenta de lo que los demás no perciben,
captar aromas de brisas, sabores de color pastel,
pormenores de la vida que nos rodea y nos absorbe,
tomar un café en donde el sol nos meza y la corriente nos acaricie.

No te preocupes por mí, porque no soy un problema,
sólo soy el viento del norte que se ha rendido al sur,
y que se queda hipnotizado cuando ve tus cabellos revueltos,
tus sonrisas inusitadas de terciopelo,
y tus repentinas ideas acerca del tiempo de estar.
Sólo soy el hombre que un día salió de la nada
y que encontró una pequeña moneda en la nieve.

Sé salir, entrar, huir, gritar, callar y hasta camuflarme,
soy el camaleón que se queda dormido despierto,
no puedo mirar sin observar el tiempo que pasa,
canto, pero sé hacerlo desde el silencio,
grito, pero sé cómo hacer para que no me oigan,
y penetro en la piel de la rutina diaria
para levantar ampollas que ya no se cierran.

Siento que algunos pensamientos se pierden en la zozobra,
otros, me los guardo para mejores ocasiones,
pero cuando contemplo esa sonrisa de porcelana,
las ideas se me inmovilizan en ese estado que tú y yo sabemos,
no quiero saber nada de sentimientos huecos,
ni de sonrisas y simpatías forzadas,
ni de retazos de amabilidad comprometida.

No te preocupes por mí, pues no hay ruido de fondo,
saldré de entre las sombras si necesitas mi ayuda,
y mataré los malos sentimientos de los mediocres.
No te preocupes más por mí, no voy a caerme,
no estoy para permitirme lujos descarnados,
estoy ahí, estoy ahí para apoyarte,y para contemplar tus sonrisas una vez más.

martes, 10 de marzo de 2009

Qué duro, de Paco Gómez

Qué duro ha sido caminar por sendas desconocidas,
qué amargas las sensaciones encontradas,
qué soledad he sentido al mirarme al espejo,
qué ásperos han resultado los pasos dados.
¡Bienvenida, soledad buscada!
¡Apártate de mí, soledad forzada!
¡Dejadme que camine con mi dignidad herida!

Cuando paseaba por esas calles desconocidas,
cuando despertaba en esa extraña habitación,
cuando enfilaba los senderos del desconcierto,
cuando caminaba por el húmedo hormigón del puerto,
no era capaz de asumir los pozos negros de mi espíritu.
Saludos artificiales, sonrisas demasiado perfectas,
y un sinfín de amabilidades vacías.

¿En dónde se encontraban tus caricias?
¿En dónde tu preciosa sonrisa?
¿En dónde el misterio de tus ojos?
¿En dónde el surco de tus pasos?
Porque de ti, entonces, ni rastro,
de tus aromas, ni un solo vestigio,
y de tu alegría, el más profundo vacío.

Qué duro era pensar en tu ausencia,
qué duro fue matar las tardes sin ti,
qué duro resultó el esfuerzo de no presentirte,
qué duro fue encajar el golpe de tu distancia.
Ahora recuerdo aquellos días con remordimiento,
¡no quiero volver a repetirlos nunca!
¡no quiero que te vayas a ninguna parte!

Vámonos, niña, a presenciar el atardecer,
vámonos, niña, a recorrer callejas en penumbra,
vámonos, niña, a degustar nuevos sabores,
vámonos, niña, a respirar efímeros aromas.
Qué duro era pensar en tu ausencia,
¿en dónde se encontraban tus caricias?
¿En dónde el surco de tus pasos?

Taller de Poesía II, de Virtudes Reza

La palabra:
-Materia del poema
-Material poético.

Buscar palabras

-¿Qué palabras nos provocan placer?
-¿Cuáles son un biombo tras el que están nuestros más íntimos secretos?
-¿Cuáles nos sugieren sensaciones, positivas y negativas?

En el poema


-Hay una o más palabras clave que concentran parte de nuestra historia y movilizan nuestras emociones.
-Completamos con otras palabras.

Actividad 1

Escribir un poema en el que el tema central sea la muerte, respondiendo a las siguientes preguntas:

-¿Qué hace?
-¿Qué parece?
-¿Cómo es?
-¿Adónde va?
-¿Quién la acompaña?
-¿Cómo la llaman?

Actividad 2

Completar estos versos (inspirados en el poema “Nocturno” de Rafael Alberti)
........................nadie,
........................muerda,
........................arañe,
........................abra,
........................llame,
........................divise
........................arrastre,
........................hunda,
........................mate.
........................sola,
........................nadie.

NOCTURNO

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste, lo desgraciado y muerto que tiene una garganta cuando desde el abismo de su idioma quisiera gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

Rafael Alberti

Actividad 3

Escuchar ritmos musicales durante unos minutos, hasta que cada cual conecta consigo mismo. Escribir inmediatamente después lo que provoca ese ritmo.

Actividad 4

Hacer una selección de aromas.
Olerlos y a continuación escribir inmediatamente lo que provoca esos aromas.

Actividad 5: ¿Qué te sugiere esta calle de Granada?

Café Gijón, Madrid

lunes, 9 de marzo de 2009

Puñaladas en el alma, de Paco Gómez

¿Será por puñaladas en el alma?
Ya no recuerdo la felicidad sentida,
ni los días en los que sonreía y salía el sol,
¡qué racha compañera!
¡qué veneno y qué amargor!
Sólo encuentro el consuelo en tu sonrisa,
y en tus mejillas teñidas de rojo terciopelo.

¡Qué vida marcada por la pesadumbre!
¡Qué concatenación de episodios desastrosos!
Si yo lo hubiera sabido antes...
Pero era imposible de adivinar,
ni siquiera podía inventarme tu sonrisa, compañera,
porque estabas oculta en los avatares de la vida,
y yo no sabía que existías.

Lo intuía, pero me faltaban certezas,
sólo tenía gritos de amor roto, hecho jirones,
miraba hacia delante, pero no te veía,
estabas escondida en algún recoveco del tiempo.
Sí, yo sabía que tenía que haber una sonrisa,
pero era incapaz de buscarla,
metido como estaba en el pozo profundo de la insidia.

Ahora sale el sol, pero sólo cuando sonríes.
Y cuando hablas suena la música lejana,
y las gaviotas del alma se postran a tus pies.
Aún arrastro mis ampollas por las dársenas y las aceras,
pero me estoy curando, me estás curando,
y tus palabras y tus poemas son un bálsamo certero,
¡Sonríe, niña, sonríe una vez más!

¿Será por puñaladas en el alma?
¿Cómo cerraré las heridas del espíritu?
Tengo la certeza de que cada sonrisa tuya,
cicatrizará cada una de mis heridas.
la prueba es que siempre que sonríes,
sale el sol e ilumina la estancia.
Ya no quiero ni una puñalada más en el alma.

Viento del sur, de Paco Gómez

¡Méceme, viento del sur!
Deshoja de sufrimientos mi alma atormentada,
y llévatelos lejos, muy lejos, en silencio.
No permitas que ella sufra, nunca,
porque entonces me enveneno,
y desato todos los demonios.

Si la veo llorar una vez más,
llamaré a gritos a los otros vientos,
para que provoquen tu ausencia perenne,
y no quiero, porque hasta ahora eras mi amigo,
pero ella es mi vida,
y no soporto sus lágrimas rodando por sus mejillas, me muero.

¡Mécela, viento del sur!
Despacio, con mimo, con tino, con delicadeza,
ella no merece otra cosa que no sean alegrías.
Si me haces caso, nunca jamás convocaré a los otros vientos,
y te seré fiel para siempre, y te dejaré mecernos por siempre.
¡Mécela, viento del sur!

¡Mécenos, viento del sur!
Mientras escribimos poemas a la sombra del naranjo.
Acaricia a la Niña Poeta y mece sus cabellos,
susúrrame historias de amor para escribirlas,
inspírame para que ella sólo sonría,
no soporto ver caer sus lágrimas por nada.

Y cuando el sol se oculte tras la montaña,
y tú refrenes la brisa en homenaje al atardecer,
nosotros miraremos la puesta de sol,
esperando sonrientes que nos vuelvas a mecer.
¡Mécenos, viento del sur!
Y susúrranos historias de amor antiguas.

Taller de Novela II, de Paco Gómez

¿Qué es un taller?

­Una fábrica de texto
­Un lugar de diversión
­Un territorio para la libertad
­Un laboratorio
­Un método de análisis
­El conocimiento de la herramienta de trabajo

Fases en la escritura

­1ª Etapa: Desencadenar.
­Es el período de desinhibición.
­Hay que ejercitar la creatividad.
­Lanzarse a escribir.

­2ª Etapa: Tramar.
­Poner en el papel las ideas previas que se han ido pensando. Estos pensamientos pueden haberse gestado durante meses o en unos minutos.

¿Cómo?

­No hay un método universal.
­Cada escritor utiliza un método distinto:
1.Intuición.
2.Orden – Desorden
3.Contrucción a partir de resúmenes de los capítulos.

¿Qué escribo?

­Columna, relato corto, poesía, novela... Todo es lo mismo y, sin embargo, cada cosa es radicalmente distinta.
1.Columna: Chispa.
2.Relato corto: Fotograma de una película.
3.Novela: Película.
4.Poesía: Explosión de los sentidos.

Hay ejemplos de los cuatro géneros en el Blog.

¿Para quién escribo?

­Para mí.
1.No hay normas.

­Para que me lean
1.Planteamiento.
2.Nudo.
3.Desenlace.

Herramientas

­Imaginación y creatividad.
­
Gramática y ortografía.
­
Un ordenador con Internet, imprescindible por:
–El procesador de textos
–Labor de documentación a través de la Red.


Ejemplo de desencadenante

Willian Faulkner, para escribir El ruido y la furia

Empezar con una imagen mental. Yo no comprendí en aquel momento que era simbólica. La imagen era las braguitas embarradas de una niña subida a un peral, desde donde veía a través de una ventana, el lugar donde se estaba efectuando el funeral de su abuela y se lo contaba a sus hermanos que estaban al pie del árbol.

Una vez que se produce el desencadenante, se debe explicar quiénes son los personajes, qué están haciendo y cómo. Antes de esto, se debe decidir a través de cuál de los personajes se contará la historia. O si no es a través de ellos, hay que decidir quién cuenta la historia.


Ejercicio práctico

Empieza a escribir en función de lo que te sugiera la canción que vas a escuchar. El coordinador comenzará a escribir en la pizarra y tú continúas con lo que se te ocurra. No más de medio folio.

(La pieza musical es “All Right Now”, de Free)

Ejercicio práctico

Observad la imagen durante unos instantes y escribir un relato corto de medio folio en función de lo que os sugiera la fotografía.

domingo, 8 de marzo de 2009

Tauromaquia y Arte, de Paco Gómez

Un torero es como un escritor. Cuando se planta delante de un toro, entra en otra dimensión distinta de la realidad ordinaria y actúa, lejos, muy lejos de los cánones de la realidad ordinaria. Y crea, crea una faena que, dependiendo de los casos, destila Arte que el público reconoce. Es como el proceso de creación de una poesía. El escritor frente al teclado del ordenador y el torero frente al toro, son lo mismo. El torero se juega la vida siempre, el escritor a veces, dependiendo de lo que diga, véanse Saviano y Rusdie. Ahora bien, genios hay pocos, no abundan. Todos los toreros son héroes, pero sólo uno o dos rayan la genialidad, ocurre igual con los escritores.
Por eso, la medalla de Bellas Artes concedida a Francisco Rivera Ordóñez, es un desatino. Fran Rivera no cumple las pautas de un torero tradicional: es un niño rico, un niño bonito, modelo, educado y pijo. Aunque esto es lo de menos, ser torero no tiene que ser como antaño, patrimonio de hombres pobres y analfabetos. Lo de más es que simplemente es un torero, que no es poco, un torero que no llega a ser genio. Arte, lo justo, vergüenza, poca, y miedo, un tanto. Si ni siquiera va a la Feria de San Isidro porque sabe que le van a silbar.
Si digo José Tomás, el aficionado se estremecerá. Éste sí que, además de ser héroe, como Fran Rivera, es un genio, un monstruo, un rapsoda del toreo, un poeta de la feria, un mito viviente. Por eso, cuando hace unos años le concedieron la misma medalla que éste le han dado a Fran, a nadie se le ocurrió decir nada. Y él la aceptó, creyendo que esa medalla se la daban a unos pocos elegidos en cualquiera de las facetas artísticas. Pero claro, al concedérsela este año a Fran, el rebote de Tomás debe haber sido mayúsculo al considerar que el niño pijo no es merecedor de tal galardón. Demasiado bien sabe Tomás la forma de entender el toreo de su compañero. Y dicen que ha devuelto su medalla, hecho aún por confirmar. Se podía haber callado, sí, pero Tomás es pasión, no es de los que callan. Y le da igual el que le acusen de falta de compañerismo y de prepotente. No puede soportar que el galardón haya recaído este año sobre quien entiende el toreo de una manera tan distinta a la suya.
Tomás es un genio, Fran, bueno, Fran es un currante de los ruedos que está ahí por lo que está. Héroe, por torero, que no villano. Tomás es un poeta, un genio, que se ha tenido que hacer un sitio a base de buscarse la vida. Por eso, es comprensible su rebote. Por eso, la medalla a Fran Rivera es un auténtico desatino.